Hay que aclarar que también había desarrollado el SIDA y no lo medicaba. Esta circunstancia es la que, posiblemente, haya derivado en tan peculiar situación.
La pena es que no se liara la cuerda de nylon en la pierna del salvaje que tiró al perro, y se hubiese hundido en la acequia. El mundo sería un poquito mejor hoy.