A algunos de los atracadores que dieron el golpe en el Carrefour de Arcos los conocemos de siempre, y no han dado un palo al agua en su vida. No son gente necesitada que roba para comer, sino especialistas en liarla y dar la nota para que se hable de ellos y conseguir su objetivo, que no es otro que seguir viviendo del cuento.
Con noticias como estas, puede que en cualquier momento salte la chispa y lo mandemos todo a tomar por culo. Los españoles somos así, los políticos lo saben, y el Rey mejor que nadie.
No comparto en absoluto las ideas políticas del Sr. Anguita, pero le voté una vez, y creo que volvería a hacerlo. Por cierto, merece la pena ver el vídeo, no tiene desperdicio.
Aún recuerdo la sorpresa e indignación que me supuso descubrir en mi primer curso de derecho en la facultad de Granada, que algunos profesores de un mismo departamento compartían apellido con el catedrático, y otros profesores que no compartían apellido en realidad eran su yerno o su nuera. A medida que avanzaba en la carrera, terminé por descubrir que esa endogamia no sólo existía en departamentos concretos, sino que también era posible rastrear determinados apellidos en departamentos diversos.
Con el paso de los años, me entero que un compañero de promoción, un niño de papá que durante la carrera se pegó la gran vida, que tardó 8 años en terminar la carrera, pero que también era un lameculos profesional muy bien relacionado, es a día de hoy profesor titular.
Pues tendremos que irnos acostumbrando a trabajar gratis en algunos casos, porque puede que haya alguien que hasta le compense, e incluso a pagar por trabajar, para adquirir experiencia en determinadas empresas y puestos, como de hecho me consta que ya sucede.
Yo vivo en un pueblo de la Sierra de Cádiz, y en estos momentos el PER es claramente un elemento para evitar el estallido social. Conozco familias en las que todos sus miembros cobran algún subsidio, sin que necesariamente hayan trabajado las peonadas de modo efectivo -en el caso del PER-, y a la vez hacen sus chapuzas en negro para reunir un sueldo más que decente.
El problema es que, al menos en mi zona, existe sin duda una CULTURA DEL SUBSIDIO, ya sea el PER, el desempleo, etc., y estos no se conciben como una ayuda temporal, sino como un derecho adquirido. Lo que tengo claro por mi experiencia es que, al menos en mi zona, un sector importante de la población se ha acostumbrado a que el estado la mantenga, a trabajar lo estrictamente necesario y cuanto menos mejor -que eso cansa-, y a vivir que son dos días. Y a ver quién tiene narices de cortar esto ahora sin que se monte un 2 de mayo.
Mi abuela siempre decía que cuando falta el dinero, el amor salta por la ventana. Por eso entiendo que la política errática del gobierno sí puede ser causa del aumento de divorcios y separaciones. No obstante, algunos nos hemos empobrecido tanto que no podemos ni divorciarnos.
Cuando estaba en el instituto, un profesor de química le dio una patada donde más duele a un alumno que nos tenía a todos acojonados, y que se le abalanzó para darle una torta delante de toda la clase. A pesar del apoyo del claustro y de todos los alumnos, se montó una gorda con los padres del matón, y el profesor tuvo que pedir traslado y nunca más supimos de él. Eso sí, el macarra dejó de ser el mismo desde entonces.
Mi vecino, funcionario de juzgado, empieza a trabajar a las nueve, da de mano a las tres, disfruta las tardes libres, gana 2.100 euros netos al mes, y su única preocupación es vivir lo más tranquilo y feliz posible, sin sobresaltos.
En mi caso, emprendedor vocacional, trabajo de diez a doce horas diarias, aprovecho los fines de semana para adelantar trabajo, hace años que no me tomo vacaciones, vivo en una constante incertidumbre porque cada día es diferente,y encima hay meses que mi actividad profesional me cuesta el dinero. Aun así, no envidio a mi vecino en absoluto, porque yo jamás podría ser funcionario.
Soy empresario en Arcos de la Frontera y estoy de acuerdo con la convocatoria de la huelga de mañana martes, algo hay que hacer, ya que así no podemos seguir. Lo que me toca las narices es que esta mañana se hayan presentado dos señores en mi empresa preguntando por el dueño. Uno de Puerto Serrano y el otro de Montellano. Cuando los he recibido me han preguntado si pienso abrir mañana. Les he respondido que me lo estaba pensando y que no les importa, a lo que me han respondido que si decido abrir tendré que atenerme a las consecuencias. Esto es lo que hay, me amenazan en mi propia casa. Cosas como estas me hacen renegar de la tierra donde vivo, una tierra subsidiada y analfabeta.
Soy un joven empresario, y ayer tuve un mal día. Tengo 22 empleados, y debido a la bajada de las ventas, mis assores me apremian para que prescinda de cuatro de ellos, cuyas edades oscilan entre los 27 y los 30 años. Hasta ahora me he resistido a tomar la decisión, ya que mi deseo ha sido siempre mantener el empleo a toda costa. Pues bien, ayer hablé con ellos y les propuse varias alternativas para evitar el despido (contrato fijo discontinuo o reducción de jornada), con el compromiso de volver a la situación actual cuando la cosa mejore, pero la respuesta unánime de los cuatro fue que preferían el despido, que les hacía un favor, ya que habían hecho sus números y entre la indemnización, el desempleo y "los 400 euros de Zapatero" -cito textualmente- les salía más a cuenta que trabajar. A esto hemos llegado. Ni que decir tiene que dentro de un rato los voy a despedir. Trabajan cara al público como vendedores de muebles, cumplimos la ley a rajatabla en cuanto a condiciones de trabajo, y el que menos percibe 1.200 euros netos al mes.
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