Votar es abdicar - Élisée Reclus

Clarens, Vaud, 26 de septiembre de 1885

Compañeros,

Le pides a un hombre de buena voluntad, que no es ni votante ni candidato, que te explique sus ideas sobre el ejercicio del derecho al voto.

El tiempo que me han concedido es muy corto, pero como tengo convicciones muy claras sobre el tema del voto electoral, lo que tengo que decir se puede formular en pocas palabras.

Votar es abdicar; nombrar a uno o varios amos por un periodo corto o largo es renunciar a la propia soberanía. Tanto si se convierte en un monarca absoluto, en un príncipe constitucional o simplemente en un apoderado con una pequeña cuota de realeza, el candidato que ponga en el trono o en la silla será su superior. Usted nombra a hombres que están por encima de la ley, ya que son los encargados de redactarla y su misión es hacerla obedecer.

Votar es dejarse engañar; es creer que hombres como tú van a adquirir de repente, al tintineo de una campana, la virtud de saberlo y entenderlo todo. Dado que sus representantes tienen que legislar sobre todo, desde las cerillas hasta los buques de guerra, desde la escarda de los árboles hasta el exterminio de los pueblos rojos o negros, les parece que su inteligencia crece incluso en proporción a la inmensidad de la tarea. La historia te enseña que es lo contrario. El poder siempre ha entrado en pánico, la conversación siempre ha sido tonta. En las asambleas soberanas, la mediocridad se impone inevitablemente.

Votar es evocar la traición. Sin duda, los votantes creen en la honestidad de aquellos a los que dan su voto, y quizás tengan razón el primer día, cuando los candidatos están todavía en el fervor del primer amor. Pero cada día tiene su mañana. En cuanto el entorno cambia, el hombre cambia con él. Hoy el candidato se inclina ante ti, y quizás demasiado bajo; mañana se levantará, y quizás demasiado alto. Estaba pidiendo votos, te dará órdenes. ¿Puede el trabajador, convertido en capataz, seguir siendo lo que era antes de obtener el favor del jefe? ¿No aprende el ardiente demócrata a doblar la espalda cuando el banquero se digna a invitarle a su despacho, cuando los servidores de los reyes le hacen el honor de agasajarle en las antecámaras? El ambiente de estos órganos legislativos es insalubre de respirar, envías a tus representantes a un ambiente corrupto; no te sorprendas si salen corruptos.

No abdiquéis, no entreguéis vuestros destinos a hombres necesariamente incapaces y a futuros traidores. No vote. En lugar de confiar sus intereses a otros, defiéndalos usted mismo; en lugar de contratar abogados para que le propongan un curso de acción futuro, actúe. No faltan oportunidades para los hombres de buena voluntad. Pasar la responsabilidad de la propia conducta a los demás es carecer de valor.

Os saludo de todo corazón, compañeros

Élisée Reclus

Traducido por Jorge Joya

Original: fr.theanarchistlibrary.org/library/reclus-elisee-voter-c-est-abdiquer