La verdadera libertad requiere la destrucción del Estado

"El ser humano es un animal social, y su liberación de la opresión capitalista será necesariamente colectiva, nunca individual. Esta libertad absoluta pasará necesariamente por la destrucción del Estado, y el establecimiento del comunismo libertario es la única condición que puede garantizar la abolición de las clases sociales, de la sumisión de los hombres y mujeres al capitalismo.

Especificamos el término comunismo libertario, porque en nombre del comunismo han muerto millones de personas en todo el mundo. Estos comunistas estaban lejos de ser antiestatistas, nunca destruyeron realmente las jerarquías sociales y menos el Estado, que justifica y garantiza la existencia de las clases sociales.

La verdadera libertad es el resultado de la afirmación de la comunidad humana. No es en absoluto la libertad de circulación del dinero, de comercio, de ahorro... Es decir, una libertad que permite a los explotadores de todo tipo considerarla como un valor determinante. La verdadera libertad por la que luchamos es el advenimiento de una comunidad humana, solidaria y libre de divisiones sociales, y necesariamente colectiva.

Para imponer y mantener su dominación, la burguesía impone su concepción de la libertad. Al afirmar que es la piedra angular del sistema capitalista, al afirmar que su concepción es ineludible para el progreso humano, a los mismos pueblos que explota, imponiendo su concepción del mundo a gritos a quien quiera escucharlo, habiendo llegado al fin de la historia.

Afirmando que el modo de producción capitalista es la solución insuperable y atribuyendo todas las desgracias de la humanidad a la falta de libertad de empresa.

La diferencia entre el proletariado y la burguesía es que esta última posee y gestiona los medios de producción. Sólo le interesa el desarrollo del capital, remodelando constantemente las condiciones de explotación del proletariado.

Está claro que la idea de la abolición del trabajo asalariado sólo puede firmar la sentencia de muerte de la burguesía. Porque al defender el trabajo asalariado, defiende una arteria vital que une al proletario con el capitalista. ¡Es obvio que esta clase social tiene todo el interés en luchar contra cualquier idea que ponga en tela de juicio su dominio económico y social, disponiendo de los resortes económicos, estatales, políticos y mediáticos, no dudando en calumniar, como por ejemplo a un reputado periodista de TV-Putin (RT), que explicó que los orígenes del nazismo fueron la fusión del anarcosindicalismo y el nacionalismo (! ), quizás habría que explicarle a este señor de dónde viene exactamente, puede que no le guste (NDR: de hecho es la fusión del nacionalismo alemán, pero con la derecha muy democrática y moderada del SPD, que se distinguió muy bien en la sangrienta represión contra los espartaquistas y anarquistas alemanes tras la primera guerra mundial)

La burguesía tiene todo el interés en ocultar su naturaleza dominante, y cuanto más fuerte es, más finge que no existe (según G. Debord). Y hace desaparecer al proletariado como "clase media". Y tiene todo el interés en impedir cualquier intento de revolución social, en producir una multitud de grandes y pequeñas reformas, sobre todo para desactivar todo tipo de tensiones sociales, con las fuerzas represivas del Estado, sus tribunales y cárceles, por si acaso.

Para contener mejor cualquier antagonismo de clase, para que la gente se trague aún mejor todas esas reivindicaciones súper radicales, súper progresistas, falsamente subversivas, pero sobre todo sin cuestionar y cambiar los fundamentos de la sociedad. Los Estados, especialmente los llamados "democráticos", "occidentales", y en particular en el mundo anglosajón, inventan o más bien reinventan pseudoteorías sobre el "género", el color de la piel o la sexualidad como determinismos insuperables. Todo sirve para establecer la dominación del fetichismo de la mercancía. La lucha de clases se convierte en una contradicción entre los ciudadanos (por los derechos y la igualdad), para imponer el mundo a su imagen y semejanza la burguesía impone sus valores como valores eternos, así el progreso, la democracia, la familia, el estado, a veces la religión... se convierten en conceptos absolutos. Estos conceptos son transmitidos por todo tipo de lacayos, como muchos de estos periodistas, historiadores, científicos, filósofos, artistas, medios de comunicación que consciente o inconscientemente propagan sus ideas, al servicio del Estado, y que sostienen el discurso de que el mundo en el que vivimos es insuperable, y que si queremos la democracia debemos aceptar la "economía de mercado".

Cualquier intento de cuestionar este sistema es sospechoso de ser totalitario.

La gran fuerza del capitalismo moderno es su sacralización del individualismo-rey, que permite a una persona que vende su fuerza de trabajo en el mercado laboral ser el libre propietario de sí mismo, en contraposición al esclavo que pertenecía a su amo. De ahí que el proletario, a diferencia del esclavo, deba convencer al propietario de la herramienta de trabajo, el comerciante, de que venda su fuerza física o intelectual como una mercancía. Y, en general, sólo puede hacerlo porque sólo es dueño de su fuerza de trabajo. El trabajador, el empleado, el asalariado, no está en este sentido lejos de las prostitutas, y el empleo asalariado es sólo una de las innumerables formas de prostitución.

Y con un juego de manos, todos estos ideólogos del liberalismo económico, estos periodistas de pañuelo rojo, alaban la libertad, la libertad de emprender, pero también glorifican al trabajador libre, al que nunca va al paro, y no necesariamente porque sea un "lameculos", sino que su única libertad es trabajar porque no tiene nada y tiene que comer, y pagar su alquiler y sus facturas. Estos apóstoles del liberalismo musculoso, estos capitalistas desvergonzados y arrogantes, son también los primeros en exigir que el Estado garantice la "libertad", aunque sea exigiendo un Estado fuerte, que haga obligatorio el voto y que los policías puedan disparar a los chalecos amarillos, y protegerlos de los obreros que amenazan con volar la fábrica donde trabajan.

La única libertad que puede esperar el proletariado es trabajar o morir".

Traducido por Jorge Joya

Original: cntaittoulouse.lautre.net/spip.php?article1096