El trabajo necesario para tener una opinión

Aunque todos tenemos una opinión sobre casi todo, ¿cuántos de nosotros hacemos realmente el trabajo necesario para tener una opinión?

Yo nunca me permito tener una opinión sobre nada que no conozca mejor que ellos el argumento de la otra parte. - Charlie Munger

El trabajo es la parte difícil, por eso la gente lo evita. Hay que leer. Hay que hablar con personas competentes y entender sus argumentos. Hay que pensar en las variables clave y en cómo interactúan a lo largo del tiempo. Hay que escuchar y perseguir los argumentos que se oponen a tus puntos de vista. Tienes que pensar en cómo puedes estar engañándote a ti mismo. Hay que ver la cuestión desde múltiples perspectivas. Tienes que pensar. Tienes que convertirte en tu crítico más inteligente y tener la honestidad intelectual de acabar con algunas de tus ideas más queridas.

Todos estamos aprendiendo, modificando o destruyendo ideas todo el tiempo. La destrucción rápida de tus ideas cuando es el momento adecuado es una de las cualidades más valiosas que puedes adquirir. Debes obligarte a considerar los argumentos del otro lado.- Charlie Munger

Como dijo el rabino Moisés ben Maimón (1135-1204), comúnmente conocido como Maimónides "Enseña a tu lengua a decir no sé, y progresarás".

Hacer el trabajo necesario para mantener una opinión significa que puedes argumentar contra ti mismo mejor que los demás. Sólo entonces puedes decir: "Puedo mantener esta opinión porque no encuentro a nadie más que pueda argumentar mejor contra mi opinión".

Los grandes pensadores, como Charles Darwin, hicieron el trabajo. Y es una de las principales razones por las que está enterrado en la Abadía de Westminster.

Hacer el trabajo necesario para mantener una opinión significa que puedes argumentar contra ti mismo mejor que otros. 

Hacer el trabajo contrarresta nuestro deseo natural de buscar sólo la información que confirma lo que creemos saber. 

Cuando Darwin se encontraba con opiniones o hechos contrarios a sus ideas, se esforzaba no sólo en escuchar, sino también en no descansar hasta poder argumentar mejor que sus contrincantes o entender cómo encajaba el hecho. Darwin hizo el trabajo. No fue fácil, pero esa es la cuestión.

La diferencia entre las personas que hacen el trabajo y las que se limitan a devanar opiniones memorizadas es enorme. Cuando haces el trabajo, puedes responder a la siguiente pregunta. Sabes cuándo hay que seguir las reglas y cuándo te van a traer problemas. 

Cuando hice mi MBA, estaba rodeado de gente que sabía responder a las preguntas del examen. Sacaban buenas notas -en realidad, sacaban muy buenas notas-, pero después de la escuela ocurrió algo extraño: muchas de esas personas no podían aplicar sus conocimientos a problemas que no habían visto antes.

Eran chóferes: se sabían la respuesta memorizada. No podían responder a la siguiente pregunta. Todos somos chóferes en algunos aspectos de nuestra vida. Por eso, entender tu círculo de competencia es tan importante para vivir una vida racional.

La capacidad de destruir tus ideas rápidamente en lugar de lentamente cuando la ocasión es propicia es una de las cosas más valiosas. Hay que trabajar mucho en ello. Pregúntate cuáles son los argumentos de la otra parte. Es malo tener una opinión de la que te sientas orgulloso si no puedes exponer los argumentos del otro lado mejor que tus oponentes. Esta es una gran disciplina mental. - Charlie Munger

Hacer el trabajo significa que no puedes decidirte con un alto grado de confianza de inmediato.

Hacer el trabajo te obliga a cuestionar tus creencias porque tienes que argumentar desde ambos lados. Te conviertes en un juez algo imparcial. Lo que se juzga es tu opinión.

Si quieres trabajar con el mundo en lugar de contra él, uno de los principales puntos de ventaja en los que puedes esforzarte es en cómo distinguir entre las personas que han hecho el trabajo y las que no. Los que sí lo han hecho pasarán la prueba del mimetismo batesiano.