Ser radical pero nunca sectario - Yannis Youlountas

Óleo sobre lienzo de Salvador Dalí titulado: "Niño geopolítico observando el nacimiento del hombre nuevo" (1943).

"Ni santo ni sabio, ni puro ni perfecto. "

SER RADICAL, PERO NUNCA SECTARIO.  

Hay que explicar (y reexplicar una y otra vez) a algunos que decidido no significa dogmático y que radical no significa sectario. Recordemos que no todos somos iguales que hace unos años, que a veces nos ha costado tiempo, lecturas y encuentros para evolucionar, y que, si estos encuentros hubieran sido sustituidos por humillantes rechazos, quizá no hubiéramos sido conscientes de ciertas cosas.

¿Quién no ha cometido nunca un error? ¿Quién es perfecto? ¿Quién vino al mundo con las opiniones que tiene hoy? ¿Quién ha vivido una vida absolutamente recta? Si queremos otra sociedad en la que se respete la diversidad de los individuos y se aplique la ayuda mutua en todos los ámbitos, intentemos ser un poco menos bruscos en la forma de prepararla.

El sectarismo, como el dogmatismo que lo engendra, es un signo de miedo, de incertidumbre profunda y no reconocida, de negación de la realidad y, lo que es peor, de deseo de poder. ¿Quién no ha notado también que los más dogmáticos y sectarios suelen ser los más contradictorios, en contra de la pureza que nos exigen? Hay innumerables ejemplos en este campo, tanto entre los religiosos como entre los políticos, disociando totalmente las palabras y los hechos, hundiéndose en lo ridículo o en lo macabro.

A esto se añade la actitud ofensiva y amenazante de muchos sectarios que se ven tentados a manchar la reputación de los demás al menor desacuerdo, a la manera de las fatuas religiosas y los juicios estalinistas. También en este caso se puede reconocer al sectario por su forma característica de distorsionar la realidad y tergiversar la verdad para conseguir sus fines. Esta detestable actitud es, al fin y al cabo, lógica, ya que su razón dogmática se ha apartado del campo de los hechos para encerrarse en su burbuja sin otro objetivo que imponer sus preceptos a toda costa. Por eso, el sectario no duda en descartar, ocultar e incluso eliminar cualquier obstáculo fáctico y conceptual, que es la antítesis de la búsqueda de la verdad y la justicia, hasta el punto de hacer lo mismo con las personas. Para ello, a veces llega a propagar paralelamente, de forma anónima o bajo un nombre falso, un torrente de calumnias y malentendidos que sabe perfectamente que son falsos, con el fin de referirse luego a ellos para descalificar una idea, una persona o todo un movimiento, el colmo de la calumnia.

Ser radical, muy radical incluso, sí. Cien veces sí. La situación global es tan desastrosa que sólo un cambio radical puede salvarnos y liberarnos. Defendernos y luchar tanto como sea necesario, por supuesto. Tener convicciones, actuar, luchar. Pero nunca seas sectario.

Yannis Youlountas

FUENTE: YY Blog

Traducido por Jorge Joya

Original: www.socialisme-libertaire.fr/2019/05/etre-radical-mais-jamais-sectaire