Rojava y Chiapas, dos destellos de emancipación en un mundo alucinado - Pierre Bance

Este texto se centra en el análisis de las experiencias comparadas de los zapatistas y los kurdos (principalmente en Rojava). Mientras que "los zapatistas de Chiapas han abrazado decididamente un proyecto de democracia directa, en Rojava el proceso es más complicado. Parece estar surgiendo un tipo de democracia participativa que corre el riesgo de frustrar la ambición de construir una sociedad sin Estado". 

En el marco de la Semana Anticolonial y Antirracista, el 11 de marzo de 2017 se celebró en París un debate sobre las experiencias comparadas de los zapatistas y los kurdos (principalmente de Rojava), a iniciativa del colectivo "Sortir du colonialisme". El texto que figura a continuación no es un informe del debate, sino el formato de las notas preparatorias del autor, que se vio ayudado por el trabajo sobre Chiapas de otro ponente, Jérôme Baschet. 

"De esta comparación se desprende que mientras los zapatistas de Chiapas están decididamente comprometidos con un proyecto de democracia directa, en Rojava el proceso es más complicado. Parece estar surgiendo un tipo de democracia participativa que corre el riesgo de frustrar la ambición de construir una sociedad sin Estado.

La autonomía, en el sentido revolucionario, es la voluntad y la capacidad de una comunidad de organizarse y gobernarse en un territorio limitado, la comuna, que, federada con otras comunas, forma la comuna de comunas. Esta antigua idea de eliminar la separación entre gobernantes y gobernados, de distanciarse de cualquier poder estatal autoritario, patriarcal o no, atraviesa tanto la epopeya zapatista como la dinámica kurda.

Los indios de México, como los kurdos de Turquía y Siria, son conscientes de que no sólo luchan por su emancipación, sino por la de todos los pueblos de la humanidad. Por lo tanto, no nos piden que santifiquemos sus acciones y logros, sino que aprovechemos su experiencia para construir nuestra propia autonomía a partir de nuestra historia y el contexto en el que vivimos.

Panorama geopolítico 

Antes de que la autonomía se convirtiera en el objetivo político, fue una lucha de liberación nacional la que emprendieron ambos pueblos para salir de su estatus colonial. Lo iniciaron bajo la bandera del marxismo-leninismo. Bajo el impulso de sus líderes, el subcomandante Marcos y Abdullah Öcalan, que no hacían más que expresar un profundo cuestionamiento, se puso de manifiesto el estancamiento de la construcción de un Estado-nación y el peligro del marxismo-leninismo para construir una sociedad emancipada. En América Central y en Mesopotamia se lanzaron a principios de siglo dos movimientos de emancipación a través del comunalismo, en un territorio aproximadamente igual al de Bélgica, pero con una población mayor en Rojava (4 millones de habitantes) que en Chiapas (unos cientos de miles).

En ambos casos el entorno es hostil. 

En Chiapas, la guerra fue corta. Sin embargo, la resistencia sigue protegiéndose de las provocaciones, amenazas e intervenciones del gobierno nacional o regional y de los capitalistas. También, de la confrontación con organizaciones campesinas rivales. 

En Rojava, la guerra es total. Contra los yihadistas, el régimen de Bashar al-Assad, los opositores a este régimen y finalmente los invasores turcos. También contra una oposición interna apoyada por el Gobierno Regional del Kurdistán de Irak, aliado de los turcos.

Ambos son pobres. Aun así, Rojava cuenta con potenciales recursos petrolíferos y agrícolas cuya explotación local ha sido dificultada por el colonizador sirio. Por otra parte, los dos territorios tienen una sociología diferente. 

Chiapas tiene una identidad étnica, los indios, y una identidad religiosa, el cristianismo. 

Rojava es un mosaico de pueblos (kurdos, árabes, caldeos, sirios, turcomanos, armenios, caucásicos) y religiones (musulmanes y cristianos de diversas tendencias). El primer acto de los revolucionarios kurdos será proclamar la igualdad de todos los pueblos y todas las religiones, precisando que estas últimas pertenecen al ámbito privado.

Instituciones de autonomía 

Chiapas no pretende tener una ideología concreta, sino que construye su sistema político avanzando por el camino de la autonomía. Rojava, en cambio, remite directamente al confederalismo democrático concebido por Abdullah Öcalan, inspirado a su vez en el municipalismo libertario del filósofo estadounidense Murray Bookchin, padre de la ecología social.

¿Necesita la autonomía una constitución y leyes? Esta es toda la cuestión del derecho en la anarquía, que lleva a la búsqueda de normas no estatales de gobierno, es decir, normas de autogobierno y, para decirlo mejor, de autogestión política y económica.

Aunque la organización de la sociedad civil basada en la comuna es similar en Chiapas y Rojava, en esta última se mantiene un protoestado. Chiapas está dividido en cinco zonas autónomas y 27 municipios, mientras que Rojava se divide en tres cantones autónomos y una veintena de municipios, 12 de los cuales se encuentran en Jazira (Cizîrê), el mayor de los cantones.

En Chiapas, en la base está la comunidad (o pueblo) organizada con una asamblea comunitaria y agentes comunitarios. Las comunidades se federan en municipios con un consejo municipal formado por delegados elegidos por dos o tres años. Los municipios autónomos envían representantes a la asamblea general zonal, que nombra un consejo de buen gobierno encargado de coordinar la aplicación de las decisiones colectivas en materia de gestión de recursos, educación, sanidad, justicia, etc. 

A nivel zonal, los mandatos son cortos, con una rotación de los cargos que garantiza el enlace permanente con las comunas. Hay un constante ir y venir entre la Junta de Buen Gobierno, la Asamblea General Zonal y las comunidades y comunas antes de tomar cualquier decisión. El proceso de ratificación puede llevar tiempo. A falta de consenso, la decisión se somete a votación, y la posición minoritaria no se descarta, sino que se mantiene para complementar o sustituir la opción mayoritaria en caso de que resulte inadecuada. Todos los delegados deben cumplir estrictamente con su mandato y consultar con las bases si no se sienten con el mandato de hacerlo. Son revocables y no se pagan. 

Así, podemos hablar de una sociedad sin Estado, una democracia directa en la que el legislativo y el ejecutivo se funden en las asambleas generales de las autonomías y en el consejo de buen gobierno, que precisamente no es un gobierno. Sin constitución ni cuerpo legal, sino con un derecho consuetudinario en constante desarrollo, los zapatistas buscan la mejor manera de hacer funcionar la autonomía.

En Rojava, los municipios autónomos que corresponden a las comunidades de Chiapas están federados en distritos y luego en municipios, que son el equivalente a los municipios de Chiapas. Por ejemplo, el municipio de la gran ciudad de Jazira, Qamislo, está compuesto por 6 distritos y 108 municipios. A nivel municipal, existe un consejo popular formado por los presidentes y copresidentes de los distritos y los concejales elegidos por la mayoría. Esta organización de tres niveles está tomada del proyecto del Movimiento de la Sociedad Democrática (TEV-DEM), que hoy presta servicios públicos como la sanidad, la educación y el transporte. 

Al igual que en Chiapas, hay mandatos con rotación de tareas, un mandato preciso y destitución instantánea (ad nutum). En todas las asambleas generales, en todos los consejos y comités, y en todas las delegaciones, se garantiza la igualdad entre hombres y mujeres, mientras que en Chiapas, los actores de la autonomía son conscientes de que el lugar de las mujeres es insuficiente en los procesos de toma de decisiones y en los modos de representación. 

Junto a la autonomía comunal, existe una estructura protoestatal contenida en un tipo particular de constitución denominada Carta del Contrato Social de Rojava. La organización establecida en cada uno de los cantones se inspira directamente en la democracia de la Ilustración con la separación de los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, preconizada por Montesquieu. El propio nombre "contrato social" es una referencia a Jean-Jacques Rousseau. Por lo tanto, cada cantón de Rojava tiene : 

- Un consejo legislativo que elabora las leyes. En principio se elige por sufragio universal, pero a causa de la guerra, los "diputados" de los cantones de Jazira y Kobane son designados actualmente por organizaciones de la sociedad civil, de forma que se respeta la representación de todas las tendencias políticas, étnicas y religiosas y el equilibrio de género. El TEV-DEM tiene su propia representación, pero en minoría. 

- Un consejo ejecutivo y un gobernador para hacer cumplir las leyes. 

- Un poder judicial independiente del legislativo y del ejecutivo. Un Tribunal Constitucional Supremo que vele por el cumplimiento de la Carta y un Consejo Judicial que garantice la independencia del poder judicial.

Esta supervivencia de un legislativo y un ejecutivo está en contradicción con la idea de autonomía. No basta con rebautizar el sistema como "autogestión democrática", porque los poderes legislativo y ejecutivo sólo ejecutarían las decisiones desde abajo, para que lo sea en la práctica. Además, ¿qué gobierno no reclama la soberanía del pueblo para justificar su poder?

La Carta de Rojava, en el contexto de Oriente Medio, es sin embargo un texto innovador en el sentido de que afirma la voluntad de construir una autonomía democrática, el principio de igualdad entre hombres y mujeres y entre todos los grupos étnicos, la necesidad de un desarrollo sostenible y que condena el autoritarismo, el militarismo, el centralismo y la intervención de las autoridades religiosas en los asuntos públicos. La estructura política que establece es la de un Estado con su gobierno, a menos que se considere que este Estado y este gobierno son instituciones provisionales con poderes limitados a lo estrictamente necesario para coordinar el cantón durante la situación de conflicto y para organizar los primeros pasos de la nación democrática cuando vuelva la paz. Entonces este estado funcional se disolverá gradual y naturalmente en la sociedad civil. Por desgracia, la historia sólo nos da ejemplos que contradicen tal intención. La Comuna de París creó un comité de salvación pública, el gobierno bolchevique aplastó los soviets y los anarquistas se unieron al gobierno republicano durante la guerra de España. Si las autoridades protoestatales no han programado su propia desaparición, ¿deben las comunas autónomas sustituir al Estado y eliminar definitivamente las instituciones de la democracia parlamentaria, como prevé el confederalismo democrático de Abdullah Öcalan? Cabe preguntarse si este es el camino que sigue el proyecto de la Federación Democrática del Norte de Siria.

Como la coordinación de los tres cantones resultó deficiente, porque era necesario integrar las regiones liberadas del Estado Islámico en el conjunto de la autonomía democrática, las autoridades de Rojava decidieron, a finales de 2015, iniciar un proceso de estudio y consulta que desembocara en una primera asamblea constituyente los días 17 y 18 de marzo de 2016. Esta asamblea puso en marcha el proceso de elaboración de una carta constitucional para la Federación de Siria del Norte-Rojava, ya que se trataba de federar los tres cantones y los nuevos territorios liberados o en proceso de liberación, con el objetivo de extenderse a toda Siria. También en este caso se organizó una consulta a las poblaciones afectadas, así como a personas cualificadas (académicos, intelectuales, artistas, etc.).

Del 27 al 29 de noviembre de 2016 se celebró una segunda asamblea constituyente. Los 165 delegados adoptaron un proyecto de Federación Democrática del Norte de Siria (DFNS), en el que la palabra Rojava desapareció para señalar que no se trata de una ambición esencialmente kurda, sino que está abierta a otras comunidades, especialmente a la población árabe. ¿Qué hay de la representatividad de los delegados de esta asamblea, especialmente de los 22 partidos políticos participantes?

En enero de 2017, se formó un consejo ejecutivo copresidido por un kurdo y un cristiano. 

El borrador de la nueva carta afirma, como en la Carta de Rojava, todos los derechos y libertades civiles y políticas: igualdad de género y étnica, libertad religiosa y laicidad, libertad de opinión y de reunión, liberación de las mujeres y los jóvenes del patriarcado... sin olvidar el derecho a la propiedad.

El proyecto refunde la estructura política sin referirse aparentemente al confederalismo democrático, cosa que tampoco hace la Carta de Rojava. Las comunas, los distritos y los municipios están integrados en el sistema. ¿Es un mero cumplimiento o un límite a la autonomía? En el nivel superior, el cantón cambia de nombre y se convierte en región. Todas las regiones estarán representadas en un consejo popular democrático. Cada uno de los cinco niveles de decisión tendrá un consejo ejecutivo y comisiones independientes sobre temas económicos, sociales y culturales (mujer, juventud, economía, ecología, etc.). Las asambleas de estos cinco niveles estarán compuestas por un 60% de miembros elegidos y un 40% de delegados de la sociedad civil (asociaciones sociales, cooperativas, organizaciones profesionales, grupos de derechos humanos o comunidades religiosas).

Al igual que en la Carta de Rojava, se garantizará una cuota mínima de representación del 40% para cada género. Por lo tanto, la estructura constitucional está lista para ponerse en marcha, pero todavía no está lista, aunque sólo sea por la dificultad de organizar las elecciones regionales y federales.

¿Cómo podemos describir este sistema político? Aunque la mayoría de los delegados son elegidos, ya no estamos en una democracia representativa pura. Sin embargo, la existencia de un consejo legislativo y un consejo ejecutivo descarta la calificación de una democracia directa como la de Chiapas. La nueva autogestión democrática será un tipo de democracia participativa, que no está mal comparada con lo que existe en Oriente Medio y probablemente con todas las constituciones vigentes en el mundo. ¿Podría ser de otra manera? Quizás no, pero aún estamos lejos del confederalismo democrático. No está escrito ni se dice que este sistema es sólo una etapa previa a la sociedad sin Estado. Queda por ver cuál será el reparto de competencias entre cada uno de los niveles de la federación y cuál será el estatus de los delegados, especialmente de los "diputados" del consejo legislativo federal. ¿Disfrutarán las asambleas comunales y municipales de plena autonomía tal como se entiende en un marco municipalista? ¿Será el Consejo Ejecutivo Federal un gobierno clásico o un órgano de coordinación funcional, es decir, que realiza tareas que no pueden ser llevadas a cabo en niveles inferiores? Y, en el propio espíritu del proyecto emancipador, ¿cuál será la participación efectiva de la población en la democracia? ¿Será algo más que meter una papeleta en la urna?

Interferencia política y militar 

Dos personalidades dominan la escena política en Chiapas y Rojava. El subcomandante Marcos ha sabido dar a conocer la lucha india con un talento muy personal sin dar la impresión de ser su líder. Sólo es un "subcomandante" anónimo. Por otro lado, Abdullah Öcalan es el líder indiscutible del Movimiento Kurdo, un líder sin poderes directos ya que está en prisión desde 1999. El culto a la personalidad del que goza Öcalan, a diferencia de Marcos, es sorprendente en Occidente. Sin entrar en un debate interminable, subrayemos que su persona sella la unidad y la lucha del pueblo kurdo, es portadora de la esperanza de liberación y, aunque esto no guste a todo el mundo, simboliza la sociedad libertaria por venir.

En Chiapas, como en Rojava, un guardián se insinúa en el juego de la autonomía y, en el caso de Rojava, en las instituciones constitucionales: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que es a la vez un ejército y un partido; el Partido de la Unión Democrática (PYD), que controla las Unidades de Protección Popular (YPG-YPJ).

El EZLN no es democrático, incluso según los zapatistas, porque es un ejército. Sin embargo, por haber creado el sistema de autonomía y asegurar su continuidad, la organización político-militar goza de una fuerte influencia moral y a veces se deja interferir por la autonomía, a pesar de la prohibición de ocupar a la vez un puesto de mando en el EZLN y un cargo en la autonomía.

La misma observación podría hacerse para el PYD. En cuanto a las milicias de las YPG, las cuestiones de su militarización o incluso de su militarismo son obviamente sensibles, especialmente para los libertarios. ¿Podemos prescindir de la disciplina militar en tiempos de guerra? Esto y todas sus limitaciones sitúan al PYD por encima de un sistema que le debe su originalidad y su supervivencia. Sería contrario al espíritu de los estatutos del TEV-DEM y de Rojava que el partido se "infiltrara" en las instituciones públicas o civiles. Sin embargo, al igual que en Chiapas los miembros del EZLN, los activistas del PYD también son actores de primera línea en la promoción de la autonomía y la aceptación de responsabilidades. De lo contrario, ¿cómo se explica que la función de ministro de Asuntos Exteriores o la de embajador itinerante de Rojava la desempeñe, de hecho, el copresidente del PYD, Saleh Muslim, aunque no se cuestione su dedicación y honestidad política?

Tratar las fronteras de los Estados 

Los indígenas de Chiapas, al igual que los kurdos de Siria, no piden la independencia, sino la autonomía, el derecho a gobernarse en un marco federalista, dentro de las fronteras de México y Siria.

En Chiapas, si el Estado no está dentro, aunque intente entrar chantajeando los programas de asistencia social, por ejemplo, está por todos lados. Siempre amenazante. Sin embargo, es necesario tratar con él y, en particular, con las autoridades oficiales que comparten el mismo territorio para resolver tanto las cuestiones comunes como los conflictos entre comunidades.

En Rojava, el federalismo se presenta como una solución de paz para resolver la crisis siria en particular y la de Oriente Medio en general. La idea avanza, pero más hacia un federalismo estatal que no tiene nada que ver con el confederalismo democrático o el municipalismo libertario (véase más arriba el proyecto de la Federación Democrática del Norte de Siria). Por el momento, el Estado sirio no ha desaparecido totalmente en Rojava. Dos ejemplos. Todo el mundo sabe que Siria paga a los funcionarios de Rojava, lo que es considerado normal por las autoridades locales, ya que estos funcionarios realizan tareas públicas y Rojava es parte integrante de Siria. En segundo lugar, todavía hay focos de administración estatal, por ejemplo en Qamislo, el sistema de justicia estatal y el sistema de justicia del consenso de la autonomía democrática siguen compitiendo.

A diferencia de Chiapas, que a nivel internacional busca la solidaridad internacional militante, Rojava pone más énfasis en su reconocimiento por parte de estados extranjeros, instituciones internacionales, partidos establecidos y personalidades de la socialdemocracia o la democracia liberal. Obviamente, la situación militar no es ajena a este planteamiento, que es también una explicación diplomática, pero no la única, para la supervivencia de un Estado en Rojava.

El capitalismo en el punto de mira 

En las zonas autónomas de Chiapas, las comunidades autogestionadas están sustituyendo a la empresa privada y el mundo del mercado, tal y como lo entiende el consumidor occidental, ha desaparecido. Pero Chiapas no está en condiciones de vivir en autarquía, tiene que arreglárselas con el capitalismo en puerta para sus necesidades vitales, como las domésticas, agrícolas y otras, y para vender su modesta producción.

En Rojava, está claro que ni el capitalismo ni la propiedad privada de los medios de producción han sido abolidos. La libra siria sigue siendo de curso legal. La autogestión democrática asegura, con muchos obstáculos debido a los embargos de los gobiernos turco y kurdo de Iraq, los intercambios internacionales y organiza, si es necesario, el mercado negro. Incluso atrae a las inversiones internacionales. Sin éxito. Tanto en la teoría del municipalismo libertario como en la del confederalismo democrático, del mismo modo que la sociedad civil sustituirá progresivamente al Estado, la economía social dirigida por las cooperativas subvertirá el capitalismo. Llevará mucho tiempo. Es arriesgado porque el tiempo está del lado de la pareja de fusión capital-estado.

En ambos países existe una preocupación ecológica por garantizar el desarrollo sostenible y proteger contra los efectos perjudiciales de la producción agrícola e industrial incontrolada.

Perspectivas 

Los retos a los que se enfrentan los revolucionarios de Chiapas y Rojava son grandes. ¿Se cumplirán? Hay preguntas recurrentes. ¿Por qué la experiencia de Chiapas, que ya tiene más de veinte años, no se ha extendido a México y a otros lugares? ¿Por qué la experiencia de Rojava, cuya propuesta política es innovadora, no interesa más allá de los pequeños círculos militantes?

Sigamos siendo optimistas. En todo el mundo están surgiendo iniciativas para vivir y producir de forma diferente. Por todas partes se multiplican las advertencias a los poderes políticos corruptos. Sólo nos queda organizarnos como han hecho los pueblos de Chiapas y del Norte de Siria, y luego ir más allá con ellos federándonos para borrar el Estado y el capitalismo del futuro del mundo.

Difícil, pero no imposible, porque la Comuna nunca muere.

Pierre Bance

P.D.

Y para ir más allá:

- Pierre Bance, ¿Otro futuro para el Kurdistán? Municipalisme libertaire et confédéralisme démocratique (París, Éditions Noir et Rouge, febrero de 2017, 400 páginas). 

- Jérôme Baschet, Adieux au capitalisme. Autonomie, société du bien vivre et multiplicité des mondes (París, La Découverte, "Poches sciences humaines et sociales", n° 458, 2ª edición, 2016, 208 páginas, especialmente el capítulo II "Construir la autonomía: la política sin el Estado").

FUENTE : INFOKIOSQUES.NET

Traducido por Jorge Joya

Original: www.socialisme-libertaire.fr/2019/06/rojava-et-chiapas-deux-lueurs-d-e