Anarquismo y la no-violencia - Texto de 1972.
Una sociedad basada en la explotación del hombre por el hombre.
"El sistema capitalista, cuyo único objetivo es el máximo beneficio para una minoría, basa su principio en la precipitación de la producción y el consumo. Ya sea privado o monopólico (sociedades anónimas, el Estado), el capitalismo no tiene otro objetivo que la reproducción creciente de su capital, y esto por todos los medios.
Como propietario, controla los medios de producción, los organiza y concentra a su antojo, para obtener el máximo beneficio. Esta exigencia, imperativa para el sistema, necesita espacio, nuevos centros de explotación: es el colonialismo o, en su nueva forma, el neocolonialismo, del que Francia, por su parte, se reserva un buen trozo del pastel. Esto va desde África Occidental hasta Madagascar; no se olvidan los países de América del Sur (véase el reciente viaje del Concorde a Brasil); sin olvidar el mundo árabe, desde Libia hasta Marruecos, etc. La expansión del capitalismo monopolista se basa, por tanto, por un lado, en el aumento de la explotación de los trabajadores del país y, por otro, en la sobreexplotación de las zonas subdesarrolladas, siendo la clase dominante en estos países sólo los siervos títeres de los países capitalistas (colocados en el poder gracias a ellos).
Los trabajadores son sólo los instrumentos de los que extraer el máximo beneficio.
Los intereses de la clase obrera se oponen, pues, a los de la clase dominante, incapaz de satisfacer las necesidades reales de la sociedad. Por tanto, hay que mitigar constantemente los peligros de la confrontación de clases, y para ello todos los medios son buenos.
La división del trabajo en categorías, por una jerarquía forzada desde el obrero hasta el pequeño patrón, por la distinción entre manuales e intelectuales, por el chantaje y el despido, por la ley, los contratos, la participación y también la represión sangrienta.
Indirectamente, mediante el apaleamiento ideológico, pretende convertir a todos los trabajadores en consumidores burgueses disciplinados, según el principio del beneficio y la competencia.
No hay que olvidar a los países subdesarrollados donde está prohibida toda posibilidad de organización autónoma de los trabajadores y donde los capitalistas pueden extraer la materia prima a precios cada vez más bajos. De este modo, es fácil desplazar la mano de obra local a las zonas industrializadas cuando sea necesario, creando así un potencial de mano de obra barata (Simca trae trenes enteros de emigrantes marroquíes o turcos para su fábrica de Poissy cada 6 meses...).
La defensa nacional: una ideología al servicio del poder
Este es el sistema social en el que vivimos, sin responsabilidades, los intereses de la clase dominante directamente opuestos a los intereses de las clases explotadas.
Para que todo esto funcione, necesitamos un pueblo anestesiado, ignorante, dócil e incluso cooperativo...
Los instrumentos de poder son inmensos. La primera herramienta, la escuela, verdadero molde ideológico, forma a los niños franceses dóciles y "rectos". La segunda herramienta es el "servicio nacional activo", que se lleva a cabo en cuanto se abandona la escuela a los 18 años.
El reclutamiento de jóvenes adquirió una nueva dimensión: "El ejército está decidido a hacer de los jóvenes, y por tanto del hombre común, un resignado, un hombre sin responsabilidad. Para ello, los desarraiga de su entorno para aislarlos, para que se sientan fuera de lugar, tanto en su forma de pensar como de vivir. La novedad del uniforme, del marco, de la instrucción, del sistema jerárquico, de las reglas y del ritmo de vida perturba al individuo y lo mantiene en una posición perpetua de inferioridad... Así, el ejército pretende convertir a todos los jóvenes en ovejas, en instrumentos dóciles del poder.
Estos intereses de poder, opuestos a los de la clase obrera, requieren una mística nacional; ésta va desde el Mérite agricole hasta la Légion d'honneur, pasando por la croix de guerre y todo el "aspecto brillante de los grandes trajes, los desfiles, la armonía de los movimientos"...
No se puede dejar de mencionar el 14-18 o el 39-45 o la guerra de Indochina o la de la "Argelia francesa".
"La guerra la hacen personas que luchan y no se conocen en beneficio de personas que se conocen y no luchan.
Anestesiar y exaltar al pueblo son los medios del Estado que, a través de la ideología nacionalista, una manipulación eminentemente política, aliena a los trabajadores y los pone bajo su control.
El servicio nacional activo encaja perfectamente en esta lógica. Debré subraya la importancia de la educación cívica, sobre el tema de las "tareas de interés público", que se traduce en el papel de rompehuelgas (recolectores de basura, transporte público, correos, museos) o simplemente de mano de obra barata para la gendarmería o las universidades (matriculación en 69).
No es casualidad que los jóvenes sean llamados a filas a los 18 años y que el ejército se reorganice (más "liberal", posibilidad de formación profesional, albergues, mejor alimentación, etc.), manteniendo el mismo objetivo: recuperar a la juventud.
Esta orientación, cada vez más clara, se encuentra en el sector civil: los llamados contratos de progreso, la participación, etc. Recientemente, una orientación del CNPF con vistas a informar a los trabajadores (de forma unidireccional) sobre los problemas económicos de la empresa tiene el objetivo declarado de evitar reivindicaciones "erróneas" que sólo conducen a conflictos inútiles". Esta orientación es apoyada por el gobierno con mucho dinero.
Lo mismo ocurre con la formación profesional en el ejército (¡cuántos jóvenes se alistan con la esperanza de aprender un oficio!)
"La realidad de los combates modernos exige aún más que en el pasado una férrea "fuerza moral"... Los jóvenes deben ser conscientes de que participan en una obra que les supera (léase aquí las guerras imperialistas de Argelia, Chad... o la lucha antihuelga). El esfuerzo de lucidez y autocontrol es especialmente riguroso cuando se trata de afrontar las obligaciones con realidades objetivas tan elevadas como el bien común, la comunidad nacional, el Estado, el ejército...
No se puede evitar establecer un paralelismo con lo que dijo Chaban-Delmas el 11 de mayo de 1958 al inaugurar la escuela de cuadros para la llamada guerra revolucionaria subversiva (Argelia): "Estáis librando una batalla difícil e ingrata contra un enemigo que se os escapa, pero vuestra batalla es, estoy convencido, la última batalla de Francia como país libre. También estáis luchando por la defensa de Occidente. (¡Hoy sabemos que las clases de tortura formaban parte del plan de estudios de esta escuela!)
En 1971, las brigadas especiales se incorporaron con el objetivo declarado de entrenar al contingente para reprimir las manifestaciones. Es decir, luchar contra el pueblo.
¿No era éste también el objetivo declarado de la DOT (Defensa Territorial Operativa), creada en 1968 para recuperar el poder en caso de derrocamiento?
Es el mismo papel que desempeñó en mayo de 1968 el contingente confinado en el cuartel, ajeno a los acontecimientos, volando bajo presión, chantajeando una posible intervención (véase de Gaulle-Massu).
La ordenanza de enero del 59 se ajusta a esta lógica. Todo adulto, hombre y mujer, está en constante estado de movilización ante una posible amenaza, tanto externa como interna, movilización que puede darse incluso en tiempos de paz (cualquier crisis social puede poner a todo ciudadano en esta situación). Esta fue la amenaza que lanzó Chaban-Delmas el 14 de octubre de 1971 a los conductores en huelga de la RATP.
La propia dirección de la defensa está en manos del gobierno y escapa por completo al ejército, lo que significa que estamos a merced de la clase dominante. Las regiones militares están a su vez a las órdenes de los prefectos regionales, que es lo que llamamos la defensa nacional de la clase dominante.
"Queréis que luchemos contra nosotros mismos, contra nuestros familiares, contra los que están en la miseria, sea cual sea su raza (porque nuestros intereses son los mismos)".
"Me niego a dejarme esclavizar y a volver mi fusil contra el pueblo" (B. Péran, objetor político).
Una palanca económica, social y política del capitalismo
La militarización actual no puede verse sólo desde una perspectiva ideológica. Es en el ámbito político-económico donde el capitalismo obtiene beneficios directos.
Relaciones exteriores: a nivel de la oferta:
La venta de armas a Sudáfrica es un ejemplo llamativo. Esta ayuda militar preferente está directamente vinculada a la compra de uranio a este país a precios irrisorios (un mineral de importancia capital para la industria francesa). Lo mismo ocurre con la venta de armas a Portugal para su guerra colonial.
A nivel de salidas:
"Ya no es posible considerar la industria armamentística sin tener en cuenta las nociones de exportación y competitividad". (Debré). Esto responde a dos imperativos complementarios: - Satisfacer las necesidades de los países del Tercer Mundo que se creen independientes mientras que en realidad favorecen el neocolonialismo; - Ampliar y equilibrar una industria relativamente potente y avanzada (250.000 trabajadores).
En 1970, Debré pidió a los funcionarios que preparaban la tercera ley de programas que eligieran equipos que interesaran al máximo a los países extranjeros. Pero fue en el nivel de la penetración política económica donde el ejército adquirió su verdadero significado.
En Chad, el gobierno francés reforzó su administración militar y civil en el lugar, protegiendo sus minas de uranio en el oeste de Níger. La venta de 100 Mirage III a Libia va acompañada de un acuerdo para prohibir el acceso y las rutas de suministro desde el sur de Libia a las zonas rebeldes de Tibesti (Chad).
"La venta de 30 Mirage a España se inscribe en el marco de la cooperación técnica e industrial entre los dos países" (periodista de Toulouse). Se entiende el silencio del gobierno francés sobre los juicios de Burgos. Los propios ejércitos se hicieron cada vez más dependientes (los pilotos argelinos fueron entrenados por el ejército francés).
"Esta penetración político-económica no es fruto de la casualidad, de un mercado libre... Es una política deliberada del gobierno, como atestigua este titular de "Le Monde" del 5-10-71: "Francia prevé aumentar sus gastos de prospección de clientes extranjeros en el comercio de armas".
Los créditos públicos para este fin pasan de 7 millones en 1970 a 9,3 millones de francos para 1972. "Estas medidas, así como la flexibilización en abril-mayo de las normas de exportación de material bélico, fueron apreciadas por la industria armamentística", afirma el artículo.
Influencias nacionales: impactos directos.
El ejército da 35 millones al año a los investigadores del sistema educativo francés. La industria armamentística influye directamente en el 70% de la industria aeroespacial, en el 55% de los gastos del CEA (investigación atómica) (cifra admitida), en el 6% de la electrónica.
Se trata de una política concertada del gobierno y de los industriales, que una vez más son lo mismo.
Con una facturación de más de 20.000 millones en 1970, es una de nuestras principales actividades económicas.
Más de 300.000 trabajadores (y estamos lejos de la cifra si tenemos en cuenta la subcontratación) viven a su pesar de la actividad militar de nuestro país. Brittany es la primera en sufrirlo. Para los bretones, está el exilio o el ejército (incluidos los civiles que trabajan para la industria armamentística).
Doble explotación de los trabajadores obligados a realizar un trabajo inútil y perjudicial para la humanidad y cuyos enormes beneficios del mercado exterior sólo benefician a la oligarquía dominante.
Con 7.000 millones de pedidos en 1970, Francia se ha convertido en el tercer exportador mundial. Dassault obtiene el 75% de su facturación del negocio de armas: "Fabricará 15 Mirage F1 al mes ("Le Monde", 4 de octubre de 1971) gracias a los numerosos pedidos extranjeros. SNIAS, con sus helicópteros Alouette III, sus misiles (85.000 SS II ya exportados), sus aviones militares, sus dispositivos balísticos (fuerza de disuasión), realiza el 60 % de su volumen de negocio.
El Sr. C..., Presidente y Director General de Dubigeon-Nantes, declaró el 3-9-71 que la construcción de submarinos portugueses había sido muy rentable (sabemos que la empresa tiene actualmente problemas financieros, ¡probablemente porque no construye buques de guerra!)
Impactos indirectos:
Como industria de alta tecnología, la financiación masiva de esta industria privilegiada está en el origen de un aumento automático, casi gratuito y sin ningún objetivo particular, de la productividad nacional, y ello con el consentimiento de las propias organizaciones de trabajadores (solicitud de puesta en marcha del 4º submarino nuclear).
La actividad militar esponja así la sobreproducción generadora de crisis como producción inútil.
Por tanto, la clase dirigente tiene todo el interés en que esta industria crezca. Nunca permitirá que desaparezca. Así que nos corresponde a los trabajadores destruirla antes de que nos destruya a nosotros.
La objeción al servicio militar no puede separarse de la oposición a la producción de instrumentos de guerra que sólo sirven a la patronal. Esta oposición es cada vez más evidente (investigadores de la ENS, trabajadores italianos de una fábrica de material militar: ahora hacen vagones).)
"Todo se opone a los intereses de la clase capitalista en su conjunto: los intereses particulares en el seno de esta clase; la lucha de los pueblos colonizados por liberarse de los grilletes; el rechazo de los "ciudadanos" de los países del capitalismo superdesarrollado a participar en esta estrategia morbosa. (M. Auffray).
Por lo tanto, no podemos disociar nuestra lucha contra el ejército de la lucha de los trabajadores. En efecto, es en términos de lucha de clases que planteamos nuestro acto, conscientes del aspecto minoritario que representa hoy, pero indisociable de todas las luchas contra el ejército.
Como el servicio militar no tiene nada que ver con los intereses de los trabajadores, lo rechazan. ¿Quién no espera la quilla y cuenta los días, o intenta por todos los medios reformarse, o simplemente se acobarda porque no tiene interés en obedecer órdenes que no le conciernen?
Este antimilitarismo tan arraigado no es la casualidad de una mentalidad francesa, como quieren decir algunos, sino la resistencia más o menos consciente a una opresión inteligentemente calculada.
Los que reaccionan con violencia son objeto de represión. Es el agujero, o el tajo, el batallón semidisciplinario o disciplinario, la prisión militar como Aiton o el CILA...
Esta represión explica en parte la falta de lucha en el seno del ejército ("Sólo nos quedan 12 meses") y esta relativa aceptación forzada de la "llamativa caricatura de lo más represivo y alienante de la sociedad capitalista".
"Hay algunos que han pasado casi tres o cuatro años encerrados en una cárcel tras otra, en regimientos semidisciplinarios o en cuarteles de la prisión.
Cada vez son más los que se radicalizan, pero demasiado a menudo solos, su lucha sigue siendo ineficaz y sobre todo sin ningún vínculo posible con el exterior. Su número creciente (más de 1000 desertores en este momento) representa una fuerza importante; debemos solidarizarnos con su lucha para dar a conocer sus acciones (individual o colectivamente) y para reprimir toda represión.
Los objetores de conciencia, cada vez más numerosos hoy en día, también representan un importante potencial revolucionario, especialmente cuando se agrupan y luchan más allá de los límites del estatuto, una amplia recuperación del sistema. "Los jóvenes que, antes de su incorporación, se declaren, por sus convicciones religiosas o filosóficas, contrarios en toda circunstancia al uso personal de las armas..." (artículo I del estatuto). (Artículo I del estatuto).
(Artículo I del Estatuto). El Estatuto, en su versión actual, se dirige, por tanto, a quienes se niegan a portar armas individualmente, porque no quieren matar, aunque de una forma u otra participen en el desarrollo de la militarización. Se trata de calmar o contentar a unos cuantos inadaptados que se harán "útiles" de todas formas. Por supuesto, está prohibido hacer publicidad de esta laguna, lo que supondría el riesgo de multiplicar el número de los que se niegan.
Debemos cuestionar el propósito del ejército. Nuestro acto es ante todo una lucha contra este sistema que mata.
Es hora de desmitificar el estatus. Por eso exigimos hoy un estatuto político, reservándonos el derecho de pedirlo en cualquier momento, en el ejército o no. Aceptamos como compromiso un servicio civil de nuestra elección de acuerdo con nuestro ideal.
Debe quedar claro que la obtención del estatus político no es un fin en sí mismo. Un ejército profesional podría ser igual de eficaz.
Nuestra lucha es solidaria con todas las luchas contra el ejército en paralelo con las luchas de todos los trabajadores.
Cualquier acción en apoyo de nuestra causa debe ser no violenta. No se trata de abogar por uno u otro método, sino de considerar que es la única acción actual que podría no volverse en contra de la causa que defendemos. "
Armel Gaignard, desertor Dominique Valton, insoumis
FUENTE: Anarchisme et non-violence n°28 (enero/marzo de 1972) "Antimilitarismo".
Traducido por Jorge Joya
Original: www.socialisme-libertaire.fr/2014/12/lutte-de-classe-et-militarisation