En el número anterior criticamos los sindicatos reformistas y concluimos que necesitamos una alternativa revolucionaria. Aquí presentaremos los argumentos a favor del sindicato anarcosindicalista.
El sindicato anarcosindicalista es un medio para luchar por nosotros mismos como parte de un movimiento obrero revolucionario más amplio. Luchamos por salarios más altos, alquileres más bajos, mejores condiciones y dignidad, contra los jefes, los propietarios y los burócratas que controlan nuestro día a día. Al hacerlo, no sólo conseguimos pequeños logros y hacemos retroceder su autoridad, sino que empezamos a construir un nuevo mundo en la cáscara del viejo. La lucha de clases es la escuela del socialismo en la que aprendemos a organizarnos como iguales sin jefes, y desarrollamos una ética de solidaridad y responsabilidad.
La acción directa es el método principal del sindicato anarcosindicalista. En lugar de dejar los asuntos en manos de las negociaciones entre los funcionarios del sindicato y la patronal, o de los tribunales y demandas judiciales, utilizamos nuestra fuerza colectiva para plantear reivindicaciones, para encontrar nuestras propias soluciones y para impedir las cosas a las que nos oponemos. Tácticas como la huelga, el paro, el bloqueo y el boicot son nuestro pan de cada día. Estos conflictos revelan la división de clases a la vista de todos, y de la experiencia de la lucha colectiva surgen nuevos lazos de solidaridad, se desarrollan habilidades y aumenta la confianza en uno mismo.
El sindicato anarcosindicalista se organiza tanto industrial como geográficamente. Las sucursales de los centros de trabajo reúnen a todos los trabajadores, independientemente de su empleo, que luego se organizan a nivel local y regional en sindicatos industriales. Al mismo tiempo, todos los miembros se reúnen en grupos locales, que se organizan en federaciones. Los sindicatos industriales garantizan una acción concertada contra la patronal, superando las divisiones comerciales y de estatus. Los grupos locales facilitan la coordinación entre los sindicatos y también asumen funciones como la educación y la acción comunitaria.
El sindicato y sus actividades están dirigidos por los propios afiliados, sin funcionarios ni ejecutivos remunerados. Todos tienen la misma voz en la toma de decisiones y planes a través de reuniones abiertas y democráticas en el lugar de trabajo o grupo local. Para organizarse entre distintos lugares e industrias, los afiliados pueden delegar en personas para comunicar una decisión o propuesta colectiva y llegar a un acuerdo con otros delegados. Estos delegados no tienen ningún tipo de autoridad, se cambian regularmente y deben cumplir su mandato o ser destituidos. Lo mismo ocurre con los funcionarios responsables de asuntos como responder a los correos electrónicos y administrar los fondos.
No limitamos nuestra actividad a cuestiones "económicas", ni nos afiliamos a ningún partido político, independientemente de sus autoproclamados principios revolucionarios. Nuestra lucha es tanto económica como política: el anarcosindicalismo combina la política del anarquismo con los métodos del sindicalismo revolucionario. Nuestras luchas inmediatas son continuas con un movimiento a largo plazo hacia la abolición del capitalismo y del Estado. Rechazamos cualquier integración con las estructuras de gestión y gobierno, actuando al margen de la ley cuando sea necesario.
No esperamos que todos los trabajadores estén de acuerdo con nuestra política anarquista, y muchos ya son miembros de sindicatos, a menudo varios en el mismo lugar de trabajo. No queremos crear más división, ni reclutar a todos los trabajadores en nuestro sindicato y excluir a los demás. En esta situación, podemos convocar reuniones masivas en el lugar de trabajo abiertas a otros trabajadores independientemente de su afiliación sindical (o de la falta de ella), y defender la acción directa de las bases. Intentamos convencer a los demás de nuestros métodos e ideas, predicando con el ejemplo, en lugar de tomar el control. Organizarnos más allá de nuestra membresía significa que no necesitamos sacrificar nuestros principios para aumentar la membresía, ni competir con otros sindicatos.
El sindicato anarcosindicalista está abierto a cualquier persona de la clase trabajadora que esté de acuerdo con sus objetivos y principios; esto incluye a desempleados, jubilados y estudiantes. Nos enfrentamos a la opresión y la explotación en nuestros barrios, así como en nuestros lugares de trabajo, y nos movilizamos contra la guerra y la tiranía siempre que surjan.
Como parte de una clase trabajadora internacional, debemos organizarnos a nivel mundial, lo que nos permite enfrentarnos a las empresas transnacionales y unir a los trabajadores más allá de las fronteras. Los sindicatos anarcosindicalistas de todo el mundo están reunidos en la Asociación Internacional de Trabajadores.
La Federación Anarcosindicalista de Bangladesh.
El sindicato anarcosindicalista que describimos aquí no es una invención de intelectuales o un sueño de idealistas, sino una realidad viva, desde la Unión de Sindicalistas Polacos (ZSP), hasta la Unión Libertaria de Trabajadores y Estudiantes (ULET) en Colombia. Hoy en día, muchos de estos sindicatos, como la Federación de Solidaridad, son pequeños, sin embargo, históricamente se demostró que podían alcanzar un atractivo masivo, en 1934 la CNT española tenía más de 1,6 millones de afiliados.
Pero no sólo queremos un sindicato diferente, queremos ayudar a construir un movimiento revolucionario capaz de transformar la sociedad desde la base, que sin duda irá más allá de cualquier estructura o estrategia singular.
Traducido By Joya
Original: liverpoolanarchist.wordpress.com/2021/09/03/the-union-part-ii/