CONTRA LAS FRONTERAS, CONTRA EL NACIONALISMO
Nuestra oposición a las fronteras y al nacionalismo se basa en varias observaciones:
En primer lugar, el papel concreto y real que desempeñan las fronteras en el actual aparato de poder: fragmentando el espacio, delimitando los espacios de control, impidiendo la libre circulación de las personas, definiendo al "otro", al "extranjero", y oponiéndose así, poniendo en competencia a los trabajadores, en un intento de sustituir el antagonismo de clase por el antagonismo nacional. Las fronteras son la materialización de la dominación de un poder sobre un territorio, pero sobre todo, sobre los seres humanos que habitan ese territorio. En la época contemporánea, este poder que ejerce el control sobre los cuerpos y la vida social en un territorio es el Estado.
La forma más común de Estado, la que al menos se considera ampliamente "legítima" según la ideología dominante, es el Estado-nación, que se basa en la idea de que la legitimidad de un Estado se basa en el hecho de que emana de una nación determinada, y que toda nación tiene derecho a la autodeterminación, a la independencia.
Esta autodeterminación e independencia se materializaría con la construcción de un Estado independiente, que controlara el territorio correspondiente al territorio histórico en el que se formó la nación.
En la práctica, esta construcción ideológica permite a las clases dominantes ejercer el control sobre una parte del territorio mundial, movilizar a las clases populares al servicio de sus intereses, en un contexto de competencia internacional entre las diferentes fracciones de la burguesía. Esta ideología también permitió movilizar a las clases populares en expediciones bélicas o en su apoyo.
LA "NACIÓN", UNA CONSTRUCCIÓN HISTÓRICA E IDEOLÓGICA
Toda "nación" es una construcción ideológica, basada en la creación de una historia común, basada en la selección de hechos históricos según una cuadrícula que permite crear una continuidad y una unidad histórica artificial de una población determinada (la famosa "comunidad de destino"), que descarta todos los hechos históricos que van en contra del mito nacional.
La construcción ideológica que es la nación se basa en la negación de todas las diferencias, de todos los antagonismos en un territorio determinado: negación de la pluralidad de culturas, negación de la lucha de clases, negación de las relaciones de dominación y opresión.
La división del espacio terrestre en Estados-nación es una construcción histórica que va de la mano del desarrollo histórico del capitalismo y del Estado. Es la herramienta que utilizan las clases dominantes para centralizar el poder en el marco del Estado: ya sea que la "soberanía nacional" se exprese a través de elecciones o sea autoproclamada por un régimen nacionalista, es sobre esta base ideológica que se forja la dominación política del Estado, y de las clases dominantes que lo componen.
La Nación, sea cual sea el tamaño del territorio en el que pretende existir, es una construcción ideológica de uniformidad: esta uniformidad es en realidad la dominación de una cultura y una lengua (aplastando las lenguas y culturas populares), y los intereses de la burguesía.
NINGUNA UNIFORMIDAD CULTURAL, NINGUNA "IDENTIDAD" CULTURAL IMPUESTA Y EXCLUSIVA
Rechazamos las lógicas políticas nacionalistas que, pretendiendo apoyarse en la diversidad de lenguas y patrimonios culturales, construyen en realidad un mito basado en la pureza y la "autarquía cultural" para convertirla en objeto de oposición entre los explotados.
Del mismo modo, rechazamos los discursos que se apoyan en el "relativismo cultural" o en la "tradición e identidad cultural o nacional" para justificar la dominación, porque la ayuda mutua, el rechazo a la explotación y a la dominación es una tendencia presente en todas las sociedades humanas y en todos los tiempos: es nuestra cultura "común", universal.
No se trata de una parodia del universalismo que impone los valores occidentales como universales. Por el contrario, nuestra cultura se basa en la realidad de la lucha librada por todos los explotados: desde el obrero chino hasta el argelino, desde el campesino mexicano hasta el proletario guineano, desde las clases trabajadoras de Francia hasta las de Turquía...
La lucha contra la uniformidad cultural exige el cuestionamiento de la nación, máquina destructora de la diversidad cultural, y el rechazo de toda cultura impuesta en nombre del Estado. Así, el federalismo libertario nos parece que concilia la posibilidad de la existencia de múltiples culturas, de su mezcla, sin que una sea impuesta a los individuos por un poder político.
NUESTRO ANTICOLONIALISMO
Nos oponemos a las lógicas imperialistas coloniales y neocoloniales, que legitiman el discurso racista, las operaciones militares, el saqueo organizado de los recursos naturales por la alianza entre las burguesías occidentales y sus relevos al frente de los Estados de las "antiguas" colonias, en África, América Latina, Oriente Medio o Asia.
Independientemente de la fachada de oposición que existe entre los Estados occidentales y la clase política de las "antiguas" colonias, éstas mantienen vínculos de dependencia mutua y solidaridad en última instancia contra las poblaciones explotadas.
Las luchas anticoloniales han conducido a una redistribución de la estructura de la dominación colonial, pasando de un modo de dominación directo (costoso para la burguesía en términos de medios militares y políticos) a un modo de dominación indirecto, basado en el apoyo o el establecimiento de clases dominantes "nacionales", que ejercen el poder en interés de las antiguas metrópolis. La globalización capitalista también ha mantenido en un estado de dependencia política a los Estados que se independizaron formalmente bajo la presión de las luchas anticoloniales.
Por tanto, la independencia "formal" no se ha traducido en una independencia real: en muchas antiguas colonias, las antiguas potencias coloniales mantienen una presencia militar y colocan al frente de estos países a dirigentes que sirven a sus intereses. En todos los casos, la organización capitalista internacional mantiene a las poblaciones de estos estados en una situación de dominación económica.
LA ILUSIÓN DE LA "LIBERACIÓN NACIONAL
Esta situación debe llevarnos a subrayar la ilusión que constituye la amalgama entre las llamadas luchas de "liberación nacional" y anticoloniales. Podemos hacer un balance del impasse creado por los enfoques de la lucha en términos de "liberación nacional".
En primer lugar, porque ninguna "independencia" es realmente posible en el sistema capitalista globalizado, porque se basa en el imperialismo, con fracciones de la burguesía dominante que buscan apropiarse de los recursos del planeta por cualquier medio.
En segundo lugar, porque la "liberación nacional" encierra la lucha anticolonial en un marco interclasista, y coloca a las clases dominantes emergentes en una posición de poder al sustituir formalmente a los colonialistas, sin abolir la relación de opresión colonial y capitalista.
La burguesía colonial occidental pudo así aprovechar la noción de "liberación nacional" para evitar un cuestionamiento radical del orden económico internacional, encontrando en las élites "independentistas" nuevas clases dirigentes que les permitieran continuar, de otra forma, la relación de explotación y opresión iniciada durante el período colonial.
El neocolonialismo consiste precisamente en integrar en el sistema capitalista a la mayoría de las nuevas clases dominantes de las poblaciones anteriormente designadas como "indígenas", conservando al mismo tiempo una gran parte de las relaciones sociales colonialistas basadas en el "indigénat".
Nuestra concepción de la lucha anticolonial es una lucha que afirma y apoya el rechazo del sistema neocolonial de dominación racista.
Al mismo tiempo, afirmamos nuestra convicción de que este sistema no retrocederá mediante la reproducción de las estructuras estatales, la lógica nacional y el desarrollo de las estructuras capitalistas, porque éstas sólo pueden garantizar el statu quo de la dominación.
Rechazamos el deseo de amalgamar las luchas anticoloniales con las "liberaciones nacionales". Pues si constatamos que las luchas necesarias contra el sistema colonial se han llevado a cabo bajo esta bandera, pensamos que es conveniente hacer una valoración política de las mismas separando lo que corresponde a la lucha emancipadora (la lucha legítima y la revuelta legítima de los colonizados) de lo que corresponde a la estrategia y a las perspectivas políticas.
Es en el terreno de la solidaridad internacional de las clases populares y de los explotados, y no en la ficción interclasista de la "liberación nacional", donde la relación de explotación (neo)colonialista retrocederá.
LA CGA SE SITÚA EN UNA PERSPECTIVA DECIDIDAMENTE INTERNACIONALISTA
Los fenómenos políticos sólo pueden concebirse a escala de estados y territorios, aunque tengan declinaciones específicas según los espacios territoriales en los que se desarrollan.
Nuestro rechazo a la dominación no se detiene en las fronteras que nos impone el Estado francés. Por el contrario, nos reconocemos en las luchas populares que libran los oprimidos y los explotados en los "cuatro puntos cardinales".
Nuestro internacionalismo se concreta cada vez que damos a conocer localmente las luchas de nuestros compañeros anarquistas. La experiencia de la comuna libertaria de Oaxaca desde 2006, los intentos de revuelta de una parte de la población en Grecia a finales de 2008, la acción de los compañeros anarquistas contra el muro en Israel, son algunos ejemplos del trabajo de relevo y apoyo que hemos podido realizar dentro de la CGA.
Nuestro internacionalismo también se vive a diario a través de nuestra inversión militante en las luchas de los sin papeles, tratando de inculcar las consignas federadoras e internacionalistas que son la regularización de todos los sin papeles y la libertad de circulación y asentamiento.
SOLIDARIDAD INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES
A la ficción de la "Nación", oponemos la solidaridad internacional de los trabajadores, de los explotados y de los dominados. Creemos que nuestros intereses son los mismos más allá de las fronteras, y que quienes nos hacen creer lo contrario sólo sirven a los intereses de los poderosos y conducen a la reproducción de las relaciones de dominación. Nos proponemos, en la medida de nuestros medios, contribuir a la solidaridad internacional de los explotados, conscientes de que un golpe contra uno o una parte de nosotros es un golpe contra todos. "
Coordinación de grupos anarquistas
Texto adoptado en el 4º Congreso, 3, 4 y 5 de abril de 2010
Traducido por Jorge Joya
Original: www.socialisme-libertaire.fr/2015/07/l-internationalisme.html