El futuro de la empresa - Tiziana Antonelli

Ya no hay Estado, no hay poder central superior (...), sólo existe la fuerza colectiva resultante de la federación (...) Las comunas gozan de toda su independencia, eso es la verdadera anarquía. James Guillaume

La Comuna de París hoy 

La conmemoración de la Comuna de París cayó este año en un momento de creciente desconfianza de las masas en la justicia y en las formas de legitimación de la clase dirigente.

A medida que se acercan las elecciones municipales en varias ciudades importantes, la clase política teme sobre todo el aumento de la abstención. El abstencionismo marca un punto de inflexión en el panorama político italiano: desde hace algunos años, no existe ninguna representación parlamentaria que se reivindique explícitamente como parte del patrimonio histórico del movimiento obrero (comunista o socialista); según las investigaciones de los institutos especializados, los trabajadores constituyen la mayoría de los abstencionistas, y el abstencionismo es la opción política mayoritaria de la clase obrera. Se trata de un verdadero movimiento de masas, con profundas raíces de clase, que aún no ha logrado expresarse con una propuesta alternativa al modelo estatal de organización social.

Los gobiernos como fuente de miseria y violencia 

Por otro lado, la clase política y los gobiernos demuestran cada día su incomprensión y aversión hacia los excluidos del poder y de los ingresos de la sociedad capitalista, la inmensa masa de frustrados, el proletariado. Las políticas de austeridad y de crecimiento de los beneficios se traducen en un aumento de la explotación de la fuerza de trabajo, en una reducción de los salarios, en un aumento del paro, en una palabra, en un aumento de la miseria de las clases trabajadoras. La represión de quien se opone a los proyectos de las instituciones y de las clases dominantes se transforma en una militarización de la sociedad y conduce a la segregación y a la mayor violencia contra los migrantes.

El Congreso de la Federación 

En este contexto, la Federación Anarquista Italiana ha decidido incluir en el orden del día del próximo congreso el proyecto de transformación social y, en particular, las formas de organización social antiestatal. Lo que ocurre actualmente en el Kurdistán demuestra la utilidad de la reflexión y la propuesta política de los anarquistas organizados. El movimiento de liberación del pueblo kurdo, inspirado en ideales muy diferentes a los nuestros, busca una solución a la dramática situación de los pueblos de la región en formas de organización alejadas de la idea de Estado-nación, que contemplen una fuerte participación popular y que sean capaces de evolucionar hacia una sociedad libertaria e igualitaria. Aparte de la fuerza y la presencia del movimiento anarquista, la influencia del modelo anarquista puede verse en su continua reaparición, incluso en sectores sociales y políticos alejados de nuestras ideas. Hay un profundo empuje social a favor de la anarquía, que se impone más allá de los sujetos que son sus portadores. De ahí la importancia del debate en el seno de la Federación: dar a este profundo impulso social conciencia de sí mismo, de su propia fuerza y de los objetivos concretos en que se expresan.

Un nuevo modelo de organización social 

La Comuna de París anunció un nuevo modelo de sociedad. Hoy nos interesa no sólo conmemorar esta epopeya proletaria, sino sobre todo aprender de ella para el futuro.

Probablemente Errico Malatesta tenía razón cuando dijo, cincuenta años después, que la Comuna es más importante por lo que pudo ser que por lo que fue. Lo que estableció, a pesar de todos los esfuerzos de los filisteos que utilizaron la emancipación de la clase obrera como trampolín para su propio ascenso parlamentario (la larga marcha dentro de las instituciones), es que el proletariado sólo puede conquistar su liberación sobre los escombros del Estado y dentro de una organización social basada en la asamblea de base, en la revocabilidad de los delegados y en el mandato imperativo, por no hablar de la remuneración de las funciones igual al salario del trabajador medio. Al mismo tiempo, la Comuna procedió a liquidar los órganos de represión y el ejército, sustituido por el pueblo en armas. Otro punto importante fue la sustitución del centralismo estatal por el federalismo de las Comunas.

En un artículo anterior (1903) el mismo Malatesta había expresado sus dudas sobre la Comuna, a la que consideraba todavía una forma de gobierno que no había ido mal sólo porque no había durado mucho. "Los críticos anarquistas llevan muchos años examinando los acontecimientos conocidos como la Comuna de París, y poco o nada ha quedado del régimen comunero, tal como se entendía en París en 1871, que pueda ser aceptado y dado como ejemplo a los anarquistas. Con el tiempo, en el seno del anarquismo italiano, se adoptó una visión más favorable, sobre todo a raíz de la experiencia de los consejos y soviets que retomaron en Bolonia en 1920, aprobando dos mociones, una a favor de los consejos de fábrica en tiempos revolucionarios, y otra a favor de los soviets como organismos de reconstrucción social, siempre que fueran la expresión directa de la voluntad popular, y no de principios abstractos impuestos por un determinado partido. Posteriormente, fue la Federación Anarquista Italiana, en el Congreso Constituyente de 1945, la que vio en los Comités (de hecho los antiguos Consejos) los instrumentos de la reconstrucción económica y social. La experiencia de la Comuna reaparece sobre todo en el aspecto que había hecho dudar más a Malatesta, es decir, en el campo de la reorganización de la sociedad en su complejidad, y no sólo en la producción y distribución bajo la responsabilidad de las organizaciones obreras. Este es un pasaje muy significativo, que significa que los modelos de reconstrucción social de tipo sindical, que ponen el papel de los productores en el centro, no lograron implicar a la totalidad de los militantes italianos.

Incluso el mecanismo de la delegación, objeto de la crítica de Malatesta, se convirtió en patrimonio común del movimiento anarquista, común a las dos ramas que se separaron en el Congreso de Carrara en 1965. Es interesante señalar a este respecto la posición de Michele Damiani, portavoz de los Grupos de Iniciativa Anarquista, expresada en un artículo de 1966: "En una sociedad organizada anárquicamente sobre el principio de la Comuna autónoma y federada con otras comunas, los anarquistas seríamos "electores y elegibles", y un poco más adelante "... una cosa es... delegar en otros la facultad de establecer leyes para imponerlas a todos, usando la fuerza, y otra es delegar los deberes, la carga de trabajo: delegaciones siempre revocables y en cualquier momento".

Así es como la experiencia de la Comuna fue retomada en el movimiento anarquista. Esta experiencia y el debate que surgió de ella nos proporcionan instrumentos para la construcción de una sociedad libertaria.

Tiziana Antonelli

De Umanità Nova, 27/03/2016

FUENTE: Le Monde Libertaire - 4 de mayo de 2016

 Traducido por Jorge Joya

Original:www.socialisme-libertaire.fr/2016/05/l-avenir-de-la-societe.html