El pequeño pueblo ruso de Oparino está casi olvidado dentro de un bosque. Sólo un viejo ferrocarril llega al pueblo, y sólo un viejo tren se acerca 2 veces al mes. El siguiente pueblo se encuentra a 40 Km de distancia, por lo que si alguno de sus 24 habitantes sufre una emergencia, la única opción es caminar o utilizar unos vehículos caseros que se desplazan por los railes.