Pocos podían aventurarse a pensar que en la segunda mitad de los años 80 del siglo pasado, alguien decidiera lanzar unas zapatillas deportivas que hicieran lo que hacen hoy las pulseras inteligentes. Y que ese alguien fuera una empresa de la talla de Puma. Más que nada, porque la miniaturización de dispositivos y sensores estaba lejos del nivel actual. De ejemplo, los teléfonos móviles de la época. El Vodafone VT1 de 1985 pesaba 4’9 kilos y se parecía a una radio de las que habrás visto en películas bélicas ambientadas en guerras pasadas.
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