En la tarde de ayer, según informó Europa Press en Baleares, tres agentes de la Policía Nacional y una secretaria judicial se personaron en la redacción de la agencia en las islas. Buscaban dispositivos electrónicos y querían saber la identidad de la fuente que había filtrado información del caso Cursach. El caso Cursach y la persecución de los filtradores ha puesto a flote no solo la persecución periodística, sino la grave desprotección que sufren los 'whistleblowers'
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