El reto que se ha marcado Toyota es significativo dado que se trata de adaptar un motor de combustión tradicional para que funcione con hidrógeno. A diferencia de como ocurre en el Mirai, que utiliza este combustible en una pila de combustible para producir electricidad, el nuevo propulsor se basa en un bloque de combustión interna convencional al que se le han modificado los sistemas de suministro e inyección de combustible. De esta forma puede quemar hidrógeno en lugar de gasolina y todo con una contaminación mínima.
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