El caso, como decía, es hacer caja con cualquier pretexto. Quitar de aquí para poder poner allá pagando un extra. Las rueditas para el Mac Pro, el soporte para el monitor, los dongles para los MacBook, la estrategia cuca de los escalones en los precios de los iPhone (¿recordáis cuando pasar de 16 a 64 GB en los iPhone costaba 100 dólares al usuario y 10 a Apple?) y en general cualquiera de las decenas de accesorios que Apple vende como si fueran no objetos fabricados con plasticurri y metal, sino con oro y brillantes.
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