Un gran éxito conlleva grandes expectativas. Y a veces también trae consigo una crisis de identidad. En mayo de 1996, con Warcraft II a punto de cumplir seis meses y convertido en un éxito masivo, Blizzard llevó las primeras demos de Starcraft y la mayoría de sus otros juegos al E3, el nuevo escaparate anual de la industria del videojuego. Se podría afirmar con rotundidad que los días que siguieron en el E3 fueron decisivos para la marca Blizzard tal y como la conocemos hoy en día.
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