Durante 20 años, investigadores del INTA, liderados por Alberto Álvarez-Herrero, investigaron cómo el cristal líquido podía dar el salto al espacio, en este caso en dispositivos llamados moduladores de polarización. Fue una realidad en el año 2020, cuando esta tecnología sale ahí fuera por primera vez integrada en la misión Solar Orbiter (SolO), de la ESA. “Empezamos con un viaje al Sol”
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