“Los ordenadores son el lujo de este trabajo. Por sus piezas puedo conseguir hasta cuatro cedis (algo menos de un euro)”, reconoce este padre de tres criaturas que roza la cuarentena. Afriyie es sólo uno más de los 40.000 residentes de Agbogbloshie, situado en la capital de Ghana, Accra, y considerado el mayor vertedero de basura electrónica del mundo. En él, miles de familias sobreviven despedazando todo aquello que consideramos atrasado o poco “actualizado". “Revender tecnología es mi vida. Vuestra mierda pasada es mi riqueza presente”, añade
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