Wi-Fi llena nuestro mundo con ondas de radio. En su hogar, en la oficina y, cada vez más, en las calles de la ciudad, los humanos se ven envueltos en un campo de fondo constante de señales de radio de 2,4 y 5 gigahercios. Y cuando las personas se mueven, distorsionan este campo, reflejando y refractando las olas a medida que avanzan. En teoría, dicen, debería ser posible utilizar este campo electromagnético cambiante para determinar la posición, las acciones y el movimiento de los individuos.
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