Solemos decir que la tecnología debe estar al servicio de la humanidad, aunque a veces no queda del todo claro, sobre todo si en ese sentido hablamos de llegar con la robótica al máximo extremo, a la máxima frontera: cuando planteamos el contacto inmediato con ella, el encuentro sexual. Si los robots se crean para satisfacer nuestras necesidades habituales, ¿encajarían ahí también las sexuales?
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