Existe, o mejor dicho: siempre ha existido, una guerra silenciosa por dominar la tecnología que hace posible los microprocesadores. Pocos saben, por ejemplo, que la carrera espacial, tan importante durante la Guerra Fría entre Estados Unidos y la URSS, no era sólo una lucha de cohetes. El Apollo 11 fue a la Luna gracias, en gran medida, a los 2800 circuitos integrados de la compañía Fairchild, cuya tecnología de silicio era totalmente nueva. Hoy nos reímos de los 2 MHz de velocidad del Block II, de sus 2 KB de memoria RAM y 32 KB de ROM.