El otoño pasado, un profesor de la Universidad de Wuhan llamado Jau Tang estaba trabajando duro para armar un prototipo de propulsor que, al principio, suena demasiado bueno para ser verdad. La idea básica, dijo en una entrevista, es que su dispositivo convierte la electricidad directamente en empuje (no se requieren combustibles fósiles) al usar microondas para energizar el aire comprimido en un estado de plasma y dispararlo como un chorro.
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