Mark Zuckerberg mantiene la máxima de no erigirse en árbitro de internet, una apuesta que ahora se ha complicado por el boicot publicitario de algunas grandes empresas que consideran que esta política ha convertido la red social en una «plataforma del odio». La situación se está complicando para la multinacional hasta el punto de que un tercio de los anunciantes se está planteando unirse al boicot según un sondeo de la World Federation of Advertisers, plataforma que agrupa anunciantes con capacidad para invertir 100.000 millones de dólares.
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