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Una denuncia tardía
Hasta que en 2003, una denuncia de malos tratos acabó derivando en la tardía pero inequívoca confesión de una ex mujer despechada. Así fue como finalmente pudo seguirse el rastro del autor de las muertes de Sara, Angel y Rosana: Gustavo Romero Tercero. Una minuciosa investigación y una serie hábiles interrogatorios permitieron a la policía rescatar las pruebas necesarias para inculpar y llevar ante los tribunales al individuo que burló durante toda una década la acción de la justicia, el dolor de las familias de las víctimas y la indignación co
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