En el caso de los ictus, el 40-50% de los pacientes que sobreviven desarrollan una discapacidad grave, y el pronóstico depende de múltiples factores como la edad y el sexo, la localización y el tamaño de la lesión cerebral y, sobre todo, del grado de afectación inicial. El 66% no podrán reincorporarse a su actividad laboral.