¿Qué sería de nosotros sin los números? Porque las palabras no es que se las lleve el viento, sino que se las lleva cualquiera de un lado para otro y hasta donde quiere, aprovechando que no son una ciencia exacta y que, por lo tanto, es posible mentir con las mismas con las que se dice la verdad. Se podría atrapar fácilmente a los embusteros, si no fuese porque tienen cómplices que en lugar de desenmascararlos les ayudan a escapar, algo que nos enseña día y noche el mundo de la política.
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