Había quedado probado en los tribunales que el Partido Popular es un partido corrupto. Ahora se confirma que además de corrupto es trilero y mafioso. La guerra desatada entre la dirección nacional del partido y la presidenta de la Comunidad de Madrid haciendo públicas las indecencias y delitos del contrario no tiene precedentes. El escándalo puede tener graves consecuencias no solo para el PP, sino para todo el sistema democrático, ya muy debilitado por la desafección y la degradación de casi todas las instituciones, desde la jefatura del Estad
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