La ministra de justicia de Israel, Ayelet Shaked, miembro del partido de derecha religiosa nacional sionista, La Casa Judía, ha protagonizado el último vídeo de su campaña electoral. En él se hace alarde de un supuesto perfume llamado 'Fascismo' que, según se indica en el mensaje promocional, a la ministra le “huele a democracia”.

"Tienen que morir y sus casas deben ser demolidas. Ellos son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar manchadas de su sangre. Esto también se aplica a las madres de los terroristas fallecidos", escribió en su página en Facebook la entonces diputada del partido ultranacionalista Hogar Judío, el nuevo socio del primer ministro Benjamín Netanyahu, del partido Likud. Añadió: "Los palestinos deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes".

El tema "We're Not Gonna Take It" se suele emplear con frecuencia en EE UU durante actos electorales. Dee Snider, cantante de Twisted Sister, criticó abiertamente en un tuit su uso por seguidores de Trump, entre ellos el movimiento MAGAT: "ATENCIÓN QANON, FASCISTAS MAGAT: Cada vez que canten "We're Not Gonna Take It", recuerden que fue escrito por un travesti, rojo, medio judío abraza-árboles y que ODIA todo lo que representan. Fuiste tú y la gente como tú la que inspiró cada palabra enojada de esa canción. ¡VETE A LA MIERDA!"

Hoy es muy interesante ver la prensa y las televisiones, porque los distintos enfoques sobre el escándalo de Pegasus dejan entrever claramente una batalla comunicativa que se está librando a cuchillo en el seno del propio Gobierno, y más en concreto, en el seno del ala del PSOE en el Gobierno.