Que Bildu tenga tan claro que no se mercadea con las cosas del comer, ni en Madrid ni en Vitoria, quizá sea una de las claves de su éxito. El PNV seguirá gobernando Euskadi otros cuatro años. Y no por falta de alternativas para conformar nuevas mayorías, sino por descarte. Descartado queda un posible pacto PNV-Bildu en el que las dos fuerzas soberanistas y ganadoras de las elecciones se repartan el gobierno vasco. No estamos en lógicas soberanistas, sino de competición interna.