Hay una primera ironía en el hecho que los medios de comunicación y los partidos políticos que tanto dependieron del Proces hayan convertido Orriols en un fenómeno. Este torrente de atención es un elefante en la habitación que bloquea cualquier ilusión de complicidad entre política y periodista: todas las preguntas y respuestas están sometidas por la dialéctica entre el consenso agobiante que dice que Orriols es extrema derecha y sus esfuerzos para negarlo y aprovecharse al mismo tiempo.

Seis años después de los atentados del 17A, un partido que califica a los migrantes de “invasores” se impone por sorpresa en el municipio donde se radicalizaron los terroristas. Una mezcla entre incertidumbre, hastío y sorpresa invade Ripoll (Girona), el municipio de casi 11.000 habitantes donde un partido xenófobo se ha impuesto en las elecciones municipales. “Nadie sabe qué pasará ahora en el pueblo”, apunta Abderrahim Azaruz desde la carnicería halal que regenta. “Pero es verdad que estamos preocupados”.