Los tiroteos masivos con AR-15 se han convertido en una pesadilla recurrente en Estados Unidos. El arma, fácil de manejar y ampliamente disponible, es ahora la más utilizada en los asesinatos masivos más mortíferos del país. Disparadas por docenas o centenares en rápida sucesión, las balas de los AR-15 han atravesado puertas y paredes de aulas. Han destrozado asientos de teatro y astillado bancos de madera de iglesias. Han destrozado cuerpos humanos y, en cuestión de segundos, han hecho añicos las vidas de personas que asistían a un concierto.