De todos modos, tampoco se entiende muy bien que Casado prefiera pasar por tonto antes que pasar por franquista, después de haber visto el blanqueamiento sistemático del fascismo en la prensa española y lo bien que queda el aguilucho en las fotos. A estas alturas, cuando la guerra ideológica entre Vox y el PP consiste en ver cuál de los dos es más facha, es posible que el despiste eclesiástico de Casado haya resultado un gol por toda la escuadra.