Tras la batalla de Madrid, la pugna por el control ideológico del urbanismo estaba perdida para los falangistas. Pero Falange no era un grupo menor; bien situados en los ayuntamientos, coparon las elecciones “de tercios” a los municipios franquistas y, poco a poco, se adaptaron a los nuevos tiempos y a ellos acomodaron los ideales. Se apoyaron en el arbitraje del Caudillo y, a través de la alcaldía de Moreno Prieto, salvaron los muebles de la cultura de vivienda en propiedad, y con ella un mensaje de política social que les sería muy útil en...