En agosto de 2021, los talibanes volvieron al poder en Afganistán después de una especie de guerra civil que acabó convirtiéndose casi en un paseo para ellos. Occidente, a contrapié, vio cómo un país que había tratado de sostener durante décadas, sobre todo a través de Estados Unidos, retornaba al punto de partida y suponía una sacudida para la política y para la diplomacia internacionales. La primera reacción fue no reconocer la legitimidad talibán, pero poco se tardó en saltar al pragmatismo.
|
etiquetas: afganistan , rusia , china