Amé, volé a lo loco
a lo difícil
a rozar otras alas.
No aterricé, me caí.
No pasó nada
pero me quedé coja de ala,
impedida para seguir,
mutilada.
Ahora, sola,
piso tierra,
piso playa,
piso firme
las baldosas de mi casa
y es difícil que del suelo
yo me caiga.
Ya no vuelo.
¡Qué bien se vive en soledad sin nadie!
¡Y qué mal se vive también así
sin alguien!
Gloria Fuertes