Este que, en negra tumba rodeado

Se dice que este poema mortuorio y en plan burlesco se lo escribió Quevedo a Góngora, aunque hay otros que dicen que se lo escribió en vida, pero es una muestra no solo del ingenio sino de la mordacidad española. Y en mi opinión Quevedo dejaba en pañales a cualquier español normal. Y aprovecho para recomendar "La vida del buscón", entre mis favoritas y una de las obras cumbres de la literatura hispana.

Este que, en negra tumba, rodeado

de luces, yace muerto y condenado,

vendió el alma y el cuerpo por dinero,

y aun muerto es garitero;

y allí donde le veis, está sin muelas,

pidiendo que le saquen de las velas.

 

Ordenado de quínolas estaba,

pues desde prima a nona las rezaba;

sacerdote de Venus y de Baco,

caca en los versos y en garito Caco.

La sotana traía

por sota, más que no por clerecía.

 

Hombre en quien la limpieza fue tan poca

(no tocando a su cepa),

que nunca, que yo sepa,

se le cayó la mierda de la boca.

Éste a la jerigonza quitó el nombre,

pues después que escribió cíclopemente,

la llama jerigóngora la gente.

Clérigo, al fin, de devoción tan brava,

que, en lugar de rezar, brujuleaba;

tan hecho a tablajero el mentecato,

que hasta su salvación metió a barato.

 

Vivió en la ley del juego,

y murió en la del naipe, loco y ciego;

y porque su talento conociesen,

en lugar de mandar que se dijesen

por él misas rezadas,

mandó que le dijesen las trocadas.

Y si estuviera en penas, imagino,

de su tahúr infame desatino,

si se lo preguntaran,

que deseara más que le sacaran,

cargado de tizones y cadenas,

del naipe, que de penas.

Fuese con Satanás, culto y pelado:

¡mirad si Satanás es desdichado!