Estoy leyendo artículos de prensa sobre la reforma que planea llevar a cabo el Ministerio de Miquel Iceta, y algo me huele mal… Me huele a plan para laboralizar paulatinamente y de manera disimulada a la función pública, con viento liberal en popa y a toda vela.
Me parece muy sospechosa una reforma de ese tipo impulsada por un partido político cuyas políticas son de facto liberales. Un partido que se autodenomina socialista pero demuestra total sumisión siguiendo los dictados de la Troika y baila al son de las políticas económicas del PP. Un partido que es monárquico y religioso, y que ha privatizado el sector público como el que más. Margaret Thatcher asentiría satisfecha. No son socialistas, son liberales.
Y parece que no quieran que a los puestos básicos de la función pública acceda gente que haya leído demasiados libros de Derecho por si algún día les da por reclamar sus derechos. Mejor que no los conozcan, y así cuando haya que hacer una reforma más gorda se tragarán el sapo.
Y este olor a napalm matutino nos viene, nada más y nada menos, de la mano del Ministro Iceta, licenciado en… ah, no… calla… que no acabó sus estudios.
Don’t stop me now.