Que no se jodan, necios

Esta mañana he visto, aquí en nuestra página favorita, el meneo de un “tuit” en el que un sindicato de cuyas siglas prefiero no acordarme llamaba a la huelga a los empleados de un conocido banco español frente a la inminente aplicación de un expediente de regulación de empleo que parece que supondrá el despido de muchas personas.

Cuando veas las barbas del vecino cortar pon las tuyas a remojar.

En el año 1919 tuvo lugar una huelga en Barcelona, la “huelga de La Canadiense”, gracias a la cual se consiguió que por ley la jornada laboral en España estuviese limitada a ocho horas. Este logro fue posible gracias a que personas que trabajaban en empresas distintas a aquella en la que comenzó la huelga se solidarizaron y se unieron a ella entendiendo el conflicto como propio.

Personas que comprendieron que los logros que se alcanzasen serían para toda la clase trabajadora en general y les beneficiarían a ellos también. Y supieron que si se dejaba que las condiciones laborales de los trabajadores se degradasen no haciendo nada por evitarlo, aunque inicialmente fuesen las de otras personas, las consecuencias negativas serían, tarde o temprano, también para ellos mismos.

Y alguno dirá… “¿Y a mí qué me importa la huelga de La Canadiense si a mí me toca trabajar más de ocho horas y a mí esas historietas antiguas no me solucionan nada? ¡Qué tontería!”. Pues sí te importa, porque si trabajas en una fábrica, en un comercio, o en hostelería, por ejemplo, deberías trabajar sólo ocho horas, y si haces más es porque se están aprovechando y están abusando de ti, y además es ilegal y denunciable, y va en contra del interés general. Interés general que en 1919 sí defendían los trabajadores, no como ahora.

Ojeando los comentarios del meneo del “tuit” de la huelga esta mañana he visto con cierta tristeza, aunque sin demasiada sorpresa, porque a estas cosas ya estamos todos desgraciadamente acostumbrados, bastantes frases, para mi gusto demasiadas, cuyo mensaje se podría sintetizar en una sola: “Que se jodan”.

¿Que se joda quién? ¿Los trabajadores de una empresa de tu propio país a quienes van a despedir?

O más concretamente, ¿Los trabajadores de un banco? ¿Porque vendieron preferentes a los clientes? Los trabajadores vendieron preferentes porque tuvieron que tragar esa mierda para conservar su trabajo igual que tragas mierda tú cuando haces jornadas de más de ocho horas, o tienes que pasar por el aro con los caprichos de tu jefe tarado, o en lugar de tener un mes de vacaciones que te corresponde tienes solamente quince días, o una semana, si es que los tienes. Por eso los trabajadores vendieron preferentes, porque están en la misma mierda que tú.

¿Que se jodan porque trabajan bien vestidos y solo por las mañanas cobrando "un buen sueldo" sin currar ni sábados ni domingos? Es a lo que deberías aspirar tú, y no desear que otros estén peor de lo que están porque así lo estás tú, porque eso no es justicia, eso es mezquindad.

Los que dicen “que se jodan” ante las situaciones laborales desfavorables de los demás creo que se pueden clasificar en tres grandes grupos: Los que se llaman Fabra de apellido, que dicen “que se jodan” con criterio, y creo que queda claro que yo no lo comparto; los que dicen “que se jodan” sin ningún criterio, simplemente porque se regocijan en el mal ajeno y son personas tóxicas y enemigas de los trabajadores, y puede que hasta de sí mismas; y los que dicen “que se jodan” porque ignoran que el individualismo debilita y la unidad hace la fuerza, y que la situación en que están hoy los empleados de este banco puede ser en la que se vean ellos mañana, y entonces otros dirán… “que se jodan”.