Veo como se disparan los casos en todo el país, en mi comunidad autónoma, en mi ciudad y en mi barrio.
Veo como una nueva cepa se esparce por el país siendo esta más contagiosa que la primera sin que nadie se preocupe más de lo necesario salvo 4 que dan voces en el desierto avisando de lo que se nos viene encima.
Veo como los que deciden las actuaciones para atajar el problema ponen parches tarde e insuficientes.
Veo como se nos trata como a niños, sin decir directamente las cosas y lo que se nos viene encima.
Veo como las ayudas económicas llegan tarde o son insuficientes para mucha gente.
Veo como estamos pagando las consecuencias de haber “salvado la navidad” y de no haber tenido el valor de cancelar las fiestas de navidad donde muchos ya avisaban de lo que iba a suceder y está sucediendo.
Veo como al gente se pasa por el forro a diario las recomendaciones sanitarias para tomarse unas cañas, salir de fiesta, ver a su familia o porque está cansada un año después.
Veo como muere gente conocida en el último año, y más concretamente en los últimos 3 meses.
Veo como gente de mi edad (34) queda con una botella de oxígeno durante semanas porque no puede ni bajar del 5 piso y subir las escaleras.
Veo como la gente se manifiesta en plena ola porque no cree en este virus, ni cree en la saturación de los hospitales, ni cree en las medidas, ni cree en la vacuna.
Veo como la vacuna es administrada a gente que se salta las directrices de vacunación sin que caiga sobre ellos un castigo ejemplar para que no vuelva a ocurrir.
Veo con tristeza como vivo en un país que por unos y otros vamos camino de volver al caos social, sanitario y económico de hace un año.
Veo como única solución volver a un confinamiento domiciliario duro para cortar lo que YA tenemos aquí