Decathlon, desde dentro

Como extrabajador me siento con el poder y el derecho de expresar y/o describir la experiencia que ha supuesto para mi formar parte de esta multinacional.

Decathlon es una empresa que brilla por sus precios, siempre competitivos y su orientación al deporte amateur. Todo el mundo la conoce y cuenta con un importante poder y cuota de mercado en varios países del mundo, teniendo a la cabeza Francia y España.

Aclarar que yo trabajé como vendedor en las secciones de ciclismo, taller y nutrición, durante seis meses. Fui contratado por mi práctica habitual y experiencia con la bicicleta de montaña.

La persona que me entrevistó se comportó de una forma cordial, coloquial incluso y agradable, me habló de su vida y de cuanto le apasionaba trabajar en esa gran compañía (él era responsable de sección). La entrevista fue breve, le expliqué porqué deseaba trabajar allí y que experiencia tenía. En un día me llamaron para confirmar mi contratación. ¡Bien! ¡Trabajaba en Decathlon, qué ilusión! Después de tener trabajos muy mal pagados y con condiciones abusivas, Decathlon se me antojaba un buen trabajo para un estudiante universitario, con flexibilidad horaria y compañerismo, era el cielo. 

Me hicieron un contrato de 3 meses, incluyendo el primero de prueba. Todo fue sobre ruedas.

Nos explicaron que Decathlon es una empresa que quiere que los empleados piensen, usen su creatividad y no tengan miedo a cometer errores, que allí los perdonan. Cierto, llegué tarde alguna vez, me dormí e cometí alguna cagada con algún cliente. El sistema de castigo (que prácticamente no existía) y aprendizaje era perfecto, fomentaba la responsabilidad y el respeto.

Pero todo esto tenía un mala contrapartida: queremos que seas un vendedor, un gestor de stocks, técnico informático, cajero, diseñador gráfico para publicidad, mecánico, técnico de serigrafía, diseñador de lineales, botones/recepcionista, asistente de probadores, tester de productos, etc, por el módico precio de 6-6,70€/hora.

Os contaré una anécdota curiosa. El primer día dos responsables nos explicaron como funcionaba la empresa, y al informarnos sobre los descansos uno de ellos dijo: "Bueno, el descanso es una opción del trabajador, no un deber, no hay porqué tomárselo siempre. Yo, por ejemplo, hay días en los que he trabajado 8 horas y al ver que los compañeros tenían mucha faena, no he hecho el descanso, somos compañeros". No le di importancia a esta frase hasta unos meses después, momento en el que me dije: "Claro que sí, hombre, trabajo 8-9 horas seguidas y no voy a hacer mi mísero descanso de 25 minutos. Si los compañeros van mal que se relajen, que tendrá problemas Decathlon, no ellos, y si no, que sus responables hubieran puesto más trabajadores en ese horario."

 

También nos hablaban mucho de que éramos un gran familia, literalmente nos llamaban "Decathlonianos". Segunda y quizá peor cosa de Decathlon: es una secta en la que si quieres mantener el puesto tienes que alabar los productos de la empresa, hacer miles de funciones que nada tienen que ver con el puesto por el que te han contratado, esforzarte con la creatividad (reitero, soy un vendedor por 6,50€ la hora) y decir que sí a cambios de horario de última hora.

Añadiremos también que querían que hicieras reviews de los productos que comprabas, o que incluso "podrías hacer un vídeo". Todo gratis, en mi casa, dando buena imagen de Decathlon, ¿no?

Por supuesto, la gente es gilipollas. Yo he visto a compañeros, que para más inri, eran indefinidos, venir un sábado que no trabajaban a poner y configurar una pantalla gigante táctil porque les parecía una idea innovadora para el taller. Así, de gratis.

O chavales que estudian una FP, están un año de prácticas, luego les hacen un los contratos temporales de 3 + 3 meses, y luego los echan. Y encima ellos haciendo locuras para que los contraten, trabajando gratis domingos a puerta cerrada, dejando de lado su vida social y trabajando, como buen becario, por la mitad del salario.

Las cosas empezaron a ser extrañas tras las primeras semanas, los jefes comenzaron a desvariar con experimentos de acercamiento al cliente mientras te iban exigiendo que "hay que hacer cosas diferentes", repetían esa puta frase hasta límites insospechados. Se volvían locos en su afán por ser creativos y ofrecer una excelentísima atención al cliente, la cual a veces rozaba la locura. 

Pongo un ejemplo de esto último. Como cliente, al entrar en la tienda una persona te daba los buenos días y te ofrecía un carrito, cada vez que pasabas por una sección había una persona de pie que te saludaba y ofrecía ayuda, cuando ya habías finalizado tu compra y mientras realizabas el pago, en cajas te preguntaban sobre tu satisfacción, y finalmente, al salir por la puerta otra persona te preguntaba si querías destacar algo de tu experiencia de compra o tenías alguna sugerencia.

Oh, un jefe que pone objetivos irracionales como aumentar las ventas un 20% respecto al año pasado. Y lo dice convencido. Una cosa es motivar a tus empleados, otra cosa es mentirles a la cara (o estar loco). Otro ejemplo más de la imbecilidad que hay en este trabajo. 

Entre los compañeros pensábamos, no que el jefe era malo, sino que estaba loco y era incoherente, una vez decía X otra decía Y. 

Otro ejemplo más de lo bien adornado que estaba todo era la formación. Nos explicaban que hace unos años Decathlon tomaba parte de forma activa en la formación de los empleados, pero que desde hace un tiempo y para ahorrarse dinero, crearon una plataforma de formación online con cursos y los empleados se formaban a su gusto. Suena bonito, innovador y muy del siglo XXI, pero... ¡lo hacías desde casa! Yo me formo por algo que me apasiona y/o por un trabajo técnico y bien pagado, no por ser vendedor de Decathlon a 6.50€/h.

Siguiendo con los ejemplos de lo retorcidos que son... ¿Sabíais que Decathlon no cotiza el bolsa? Bien, Decathlon lo creó un señor francés en los 70 (que está visto como un dios visionario por los Decathlonianos), y hace unos años el 51% del capital fue adquirido por el grupo Mulliez (Alcampo, Leroy Merlin, etc), hecho que , a mucha honra, utilicé para desacreditar y desmotivar a los Decathlonianos. El caso es que Decathlon ofrece sus acciones a sus empleados, dentro de las oficinas y vestuarios hay un carteles publicitarios animándote a que dediques un porcentaje mensual de tu salario a la compra de acciones, ¡porque el poder lo tenemos los empleados! Jajajajajaja. Como estudiante de Finanzas, comprar acciones de la empresa que me paga 6,50€/h, me parecía penoso, ¡había mucha gente que lo hacía!

La última locura que quiero contar empezó en el tercer mes, a nuestro responsable de sección se le ocurrió hacer, para cada trabajador suyo, una hoja de cálcula de excel compartida con él, en la que cada día debíamos poner qué habíamos aportado al deporte, qué habíamos aportado a Decathlon, en qué necesitábamos mejorar, qué habíamos a aportado a la tienda y al equipo de sección, y qué experiencias habíamos creado con los clientes (con su correspondiente descripción, debía haber mínimo 1-2 por día, si no había charla y explicaciones en el despacho del jefe).

 

Finalmente, cabe destacar que tuve que pelear por mis vacaciones. Yo dije, con dos meses de antelación cuando quería vacaciones, y un día antes después de que se cumplieran esos dos meses nadie del equipo tenía los horarios del día siguiente, y... acabé con dos días de vacaciones en vez de 5, y peleando con el jefe por Whatsapp. El tema de los horarios era contínuo, incumplían constantemente el Convenio Colectivo, aduciendo que no sabían aún la disponibilidad de los trabajadores.