En 1990, en plena epoca de atentados de ETA en Madrid, un joven andaluz se presento como voluntario al proceso de seleccion para una unidad especial del Ejercito del Aire dedicada a actividades antiterroristas en entornos urbanos. Durante una de las duras pruebas de acceso, conocida como "el trato del prisionero", logro escapar de sus captores, tomando como rehen a uno de los instructores poniendole un cuchillo en la garganta. Ese fue el comienzo de todo.