Tienes la oportunidad de matar orcos con tu texto escrito en un proyectil de artillería que se disparará contra los soldados rusos. Recibirá una foto de su caparazón firmado o un video del disparo. O incluso puedes firmar un tanque T-72.

La costumbre de escribir mensajes en proyectiles se remonta como mínimo a la época bíblica, y continúa vigente a día de hoy entre israelíes, jordanos, estadounidenses y otros. La práctica se convirtió en algo común a escala industrial para los antiguos griegos y romanos, que fabricaban en moldes proyectiles de plomo para hondas con mensajes burlones en relieve como ‘¡ay!’, ‘Encuentra un buen sitio’, o ‘¡Allá va un caramelito!”. En español, vía: www.ancient-origins.es/historia/mensajes-escritos-proyectiles-¡allá-

Hay gente muy habilidosa lanzando cartas con un giro seco de la muñeca. No es que las cartas perforen objetivos como hacían las de Gambito en X-Men, pero pueden coger una cierta velocidad. Sin embargo, esta especie de tirachinas creado por Joerg Sprave lleva esta idea más allá, y la velocidad es tal que las cartas son por ejemplo capaces de cortar un globo, que no es que sea acero, pero a ver quien es el chulo capaz de hacer lo mismo lanzando una carta sin este curioso aparato.