Llegas a otro país, después de tropecientas horas de avión, y por cansado que estés, ni siquiera te planteas descansar en el hotel: solo tienes una semana, y quieres aprovechar cada minuto del viaje haciendo todo lo que se supone que debes hacer. De hecho, tienes una lista de cada sitio que deberías ver, cada comida que deberías probar, cada experiencia que deberías vivir. Es que, ¿cómo vas a ir a Copenhague y no ver la Sirenita? ¿Se te ocurriría realmente visitar París sin subir a la Torre Eiffel, o Nueva York sin pasar por Times Square?