La historia debió cautivar a Olona, que no dudó en pulsar el botón de ‘Seguir’ en Twitter. También lo hizo David, pese a que sus firmes convicciones políticas no tenían nada que ver, en principio, con las de la política. “Incluso la había llegado a insultar”, ha reconocido. Desde entonces, los dos intercambiaron ‘Me gustas’ inofensivos hasta que una fotografía de unas albóndigas desencadenó lo que hoy día están viviendo.

«Quién nos lo iba a decir, pero al final el principal bastión contra la ultraderecha ha sido la propia Macarena Olona… Todos los andaluces le debemos una», explica Gerardo Lardín, un votante sevillano que tenía pensado votar a Vox pero después de ver la campaña de Olona se lo pensó y finalmente apoyó al PP. La política de Vox ha basado toda su campaña en señalar y dejar en evidencia una y otra vez las carencias programáticas, ideológicas, dialécticas e incluso morales de la ultraderecha, que ha quedado desarmada y completamente expuesta.