Hace escasas semanas, a finales del mes de junio, un padre —Óscar Alberto Martínez Ramírez— y su hija pequeña —Valeria—, menor de dos años, fallecieron al intentar cruzar el río Bravo, cerca de la ciudad mexicana de Matamoros, para llegar a Estados Unidos. La imagen es absolutamente desgarradora. El padre yace bocabajo, medio cubierto por las aguas y semidesnudo por acción de la pequeña, que quedó todavía abrazada a la cabeza de su progenitor. Como si hasta en la muerte hubiera querido estar junto a su papá.