El autobús, o autocar, tiene miedo de expresar lo que siente por si lo retiran nuevamente de la circulación o, peor aún, lo tunean para que tenga la apariencia que la sociedad quiere. “¿Qué mensajes sobre la identidad de género pretendo difundir si yo mismo tengo problemas para definirme?”, ha declarado. Sólo reclama poder conducir su propia vida y elegir su propio trayecto, pero es consciente de que está circulando en el lado contrario de la carretera.