Os traemos un vídeo de sábado por la mañana en el pueblo. Afilamos cuchillos con una bici estática vintage de la basura. Atentamente, Ferrallas y Movidas. Este video lo patrocina FlexiSpot por cierto. Que han sido muy majetes y nos han mandado un pedazo de pepino de escritorio de altura regulable que se te va la olla. Chécalo aqui: www.flexispot.es/ Pues eso, que tampoco nos hemos matado para conseguir un gran afilado, pero qué le vas a hacer si el video consiste en pegarle una cinta de lijadora de banda desgastada a una bici aún más

En el video de hoy vamos a utilizar un hongo yesquero para afilar mis cuchillos, hasta dejar alguno que afeite. Ya veréis que es un metodo bastante primitivo, pero bastante funcional! Como no, esta técnica tiene sus limitaciones. Sirve bien para restaurar un filo algo apagado, pero si tienes el cuchillo totalmente desafilado, no hará mucho. Un buen sustituto para un pulido a cuero cuando estemos en medio de la naturaleza.

El cuchillo de cocina de chocolate más afilado del mundo

Como fabricar el cuchillo de cocina de dientes de tiburón más afilado del mundo.

El cuchillo de cocina fabricado de pan más afilado del mundo.

Este japonés se dedica a hacer cuchillos de los más diversos materiales. En este vídeo lo hace con leche. Vídeo con breves subtítulos en inglés.

Este vídeo es tendencia en EEUU con casi 4 millones de visualizaciones en 2 días. En él un Japonés recupera un cuchillo oxidado y herrumbroso hasta convertirlo prácticamente una espada Samurai. El resultado final es realmente bueno. Además, hace una demostración impresionante del afilado del cuchillo y de sus técnicas de corte. Por ejemplo corta una hoja que flota en el agua o parte un tomate solo con dejarlo caer.

Mucha gente cree que sabe cómo sacar punta a un lápiz pero en realizad no saben. Uno de los puntos del negocio de David Rees es recordar a la gente cómo sacar punta a un lápiz de manera adecuada.

Cuando creías que nada podría superar la versión merengue del Himo del PP, llega...

Esta mañana estábamos en la oficina cuando escuchamos en la calle el sonido de la flauta de un afilador. Los afiladores escasean bastante en una ciudad como Barcelona en pleno siglo XXI, así que nos pareció que debíamos aprovechar la oportunidad de hablar con él. Quizá ya nunca volveremos a tener otra.