Brooker nos presenta una sociedad que no difiere tanto de la nuestra, en la que la gente ya no cree en nada. La gente está tan decepcionada y tan desilusionada que acaba creyendo que un dibujo animado puede llegar a representarles, porque al menos es sincero. Y aunque no presenta ninguna propuesta ni tiene ninguna postura política, para los ciudadanos de esta sociedad es una alternativa real a los partidos políticos.