Un simple paseo por el mercado de la carne de Wuhan, basta para conocer la magnitud de la matanza. Perros, gatos, serpientes y todo tipo de roedores se amontonan en jaulas por los puestos, o ya sacrificados en las carnicerías, y son exhibidos asados. Además, es fácil ver tanto a personas comiéndoselos y brindando con licor como a ecologistas y animalistas comprando animales aún vivos para salvarlos. Un perro cuesta unos 10 euros en este mercado.